La presidente del Instituto Tlaxcalteca de Elecciones (ITE), Elizabeth Piedras Martínez aseveró que combatir la violencia política representa un desafío descomunal ya que afecta el derecho humano de las mujeres al momento de votar y ser votadas, y además las margina en su desarrollo en la acción política o pública como activas militantes de un partido o como candidatas a un puesto de elección popular.
Tras citar que la violencia contra la mujer es la forma más extrema de discriminación e incluso puede derivar en la muerte, Piedras Martínez agregó que la falta de participación de las mujeres en los órganos de dirección de autoridades electorales como los consejos distritales y municipales, en las mesas directivas de casilla el día de la jornada electoral también es un síntoma de este fenómeno.
“Es innegable que hay igualdad en el plano de lo formal, mientras que en los hechos los adeudos son significativos en tanto pervivan actos que impidan a las mujeres ejercer a plenitud su ciudadanía y, por ende, sus derechos político-electoral”, subrayó.
Lo anterior lo expuso en el acto de inauguración del 1er Foro Regional “Violencia política contra las mujeres” que organizó el ITE este jueves y en el que participaron en mesas de trabajo la directora de la Unidad Técnica de Igualdad de Género y no Discriminación del Instituto Nacional Electoral (INE), Mónica Maccise Duayhe y la titular de la Oficina de Derechos Humanos del Sistema Penal Acusatorio de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade), Paola Pérez Bravo Lanz.
Piedras Martínez agregó que las mujeres están inmersas en procesos de apoyo para fortalecer y mantener los liderazgos masculinos en la política, que trabajan en las bases, que invierten de su capital para trabajar con otras mujeres.
Sin embargo, no siempre son beneficiarias de este trabajo y por eso el foro tuvo como objetivo generar un mensaje de reflexión sobre la problemática de la violencia contra las mujeres en México, identificar alternativas de acción para prevenirla, atenderla y erradicarla a través de alguna agenda de compromisos.
Reconoció que este ejercicio no es sencillo, pero en ello radica el reto y desde el punto de vista institucional se enfrenta el descomunal desafío de construir la igualdad, la no discriminación y la no violencia en los espacios electorales para el género femenino.