Martes, abril 23, 2024

Salario al fogón

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¿Usted ciudadano de a pie está conforme con seguir pagando más por el gas natural, por solo citar un caso del deterioro económico en que se vive en México? El incremento al salario mínimo está muy lejos de compararse con el aumento acumulado del gas natural, de enero a noviembre el precio del gas aumento en términos reales 48 por ciento, a la venta el cilindro de 20 kilos está alcanzando los 400 pesos, es decir, el aumento de 8 pesos diarios al salario de la clase trabajadora anunciado esta semana no alcanza ni siquiera para adquirir un cilindro al mes, pues se tendría que sumar al menos 140 pesos más para comprarlo, de ese tamaño es la desigualdad acumulada que los gobiernos priistas y panistas han promovido con la política económica de libre mercado y comercio internacional, veamos si Enrique Peña Nieto en su V informe muestra el fracaso del modelo económico neoliberal.

En diciembre de 2016, el precio de un cilindro de 20 kilos era de 262 pesos, para enero de 2017 el precio al consumidor fue de 306 pesos, registrando un aumento en promedio de 20 por ciento, para finales de noviembre de 2017 el precio del cilindro de 20 kilos está alcanzando los 400 pesos, es decir, en un año el gas natural a la venta para el consumidor tuvo un incremento de al menos 48 por ciento acumulado y aún no concluye el año.

De hecho, a la liberalización de la gasolina que devastó a las familias mexicanas, se debe sumar la liberalización del gas natural, lo que supone que el precio está determinado por la oferta y la demanda y por una mayor competencia entre las empresas gaseras, en el caso del gas la competencia existe desde hace muchos años, aun así con la liberalización la expectativa era que los precios al consumidor bajarán, esto no ocurrió y, por el contrario, los precios siguen con tendencia a la alza y según los reportes económicos es muy poco probable que en los próximos meses baje el precio del gas. Los mismos gaseros lo afirman, cada semana tienen que vender más caro con el reclamo y sorpresa de los consumidores. Las explicaciones se relacionan con el comportamiento del tipo de cambio y con los precios internacionales de los energéticos, pero resulta una enorme contradicción que siendo de los principales productores de petróleo en el mundo, tengamos que importar el 80 por ciento del gas natural que se consume en México, debido a la falta de inversión en infraestructura, equipamiento y sistema de redes de transportación del gas, área estratégica que el gobierno sigue privatizando y dejando al libre comercio sin considerar que los afectados son millones de familias, pues en cada hogar se necesita el gas para atender las necesidades básicas de preparación de alimentos e higiene personal. Todos los mexicanos usan ese combustible y aunque haya avances de las tecnologías ambientales ahora mismo estamos muy lejos de que se conviertan en uso común en los hogares, ya sea por falta de recursos monetarios para adquirirlos o porque el clima de las regiones no favorece esas tecnologías.

El punto es que al menos en las próximas tres décadas seguiremos dependiendo del gas natural para satisfacer nuestras necesidades básicas. En ese sentido, gran parte del anunciado con bombo y platillo aumento salarial no sirve ni siquiera para comprar el gas y es una mentira que este incremento ayude a la recuperación del poder adquisitivo, valdría la pena recordar a las familias mexicanas que la tasa de inflación está en casi 7 puntos porcentuales, que los precios por ende no se han estabilizado y que la canasta básica sigue a la alza, que haya subido 8 pesos diarios el salario mínimo es insuficiente para resolver la constante pérdida del poder adquisitivo de las familias que data de al menos 30 años, evidentemente seguimos siendo uno de los países con mayor desigualad en la distribución de ingreso y esa amplia brecha se la debemos a los gobiernos priistas y panistas que cada uno en su momento ha preferido mantener la política económica y monetaria actual a costa de la pobreza moderada, extrema o de carencias sociales en que vive la mitad de la población en México. El miserable aumento no resuelve los problemas estructurales, a menos que decidamos cocinar con fogones en los hogares mexicanos, lo que implicará salir a cortar la leña para preparar alimentos y poner el agua a calentar, nos bañaremos y nos alimentaremos, como decían los abuelos, “a mentadas de madre”, aunque con esta estrategia de sobrevivencia es probable que la Profepa nos denuncie por cortar árboles e ir en contra del cuidado al medio ambiente.

Mientras una inmensa mayoría de mexicanos cocinará con fogones, la alta burocracia iniciará diciembre recibiendo bonos económicos multimillonarios por su lealtad al proyecto económico que ha hundido al país. De hecho, el que anda despistado en el señor presidente que ni siquiera tiene idea de lo que significa vivir con 88 pesos diarios.

Entre tanto, los profesores de educación básica serán evaluados, los buenos confirmarán que los son con o sin evaluación, los malos, que son la mayoría, mostrarán el nivel de nuestro sistema educativo estatal, están reprobados. Con clases de inglés de 50 minutos a la semana, los padres nos quedaremos esperando que nuestros hijos aprendan otra lengua extranjera. Ver para creer.

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