Cuando a Noam Chomsky le preguntaron esta tarde qué se le venía a la mente al escuchar el nombre de México, el célebre pensador contestó: “muy lejos de dios y muy cerca de Estados Unidos”, provocando aplausos y vítores de quienes escucharon su su disertación, el acto principal de la Ciudad de las Ideas.
Chomsky también criticó el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN) advirtiendo que los campesinos mexicanos jamás podrán competir con la agroindustria de Estados Unidos, pues ésta recibe enormes subsidios de su gobierno.
Sobre Donald Trump, el politólogo, dijo que es un hombre que es muy hábil para engañar y que no le da mucho crédito a sus declaraciones y desplantes, las cuales tienen el objetivo de colocarlo como foco de atención y fortalecerse ante su base electoral, que equivale a un tercio de los votantes estadounidenses, son extremadamente conservadores y lo ven “como su dios”.
Chomsky fue entrevistado en La Ciudad de las Ideas por el físico Lawrence Krauss y Andrés Roemer, el curador del evento. Los temas fueron los riesgos derivados del calentamiento global, la crisis migratoria, la falacia del libre mercado, el gobierno de Trump y la evolución humana.
En el caso del libre mercado, aseveró que en los hechos es inexistentes y en todo caso se puede hablar de un “semi mercado”, porque las corporaciones no compiten por sus propios medios sino que son alimentadas con subsidios.
Acuerdos como el TLCAN, indicó Chomsky, en realidad no benefician a los habitantes de los países que de ellos participan sino a las empresas, pues son cabilderos e inversores quienes diseñan las cláusulas y obviamente solo velan por los intereses de sus capitales, considerando la suerte de sus sociedades como “externalidades”.
Sobre el calentamiento global, advirtió que es responsabilidad de las grandes transnacionales y que el aumento de las temperaturas acarreará peligros que hasta ahora han sido desconocidos para la humanidad. Puso como ejemplo el derretimiento del permafrost, que podría liberar bacterias prehistóricas con las que no se sabe cómo lidiar.
En esa lógica, se refirió a las emergencias que ya se padecen en lugares como Bangladesh o el Congo son resultado de la explotación irracional de los recursos naturales por parte de las corporaciones trasnacionales.
Añadió que las olas migratorias tienen su explicación en los dos siglos recientes, por ejemplo, en el Congo, que primero fue devastado por los belgas y luego, cuando se instituyó un gobierno democrático, los Estados Unidos y Europa apoyaron su derrocamiento hasta que se instalaron gobiernos que les permitieron saquear a esa nación.
Hoy hay una extracción incontrolable de minerales en el Congo para fabricar piezas para el IPhone, y la destrucción es tal que la gente tiene que migrar. Estas crisis humanitarias, lejos de ser atendidas por Occidente son repelidas: los europeos prefieren que la gente que viaja de África a su continente, perezca en el Mar Mediterráneo y lo mismo pasa en el caso de Estados Unidos, México y Centroamerica, aseveró Chomsky.