Con profunda alegría, pero sobre todo con la plena convicción de que Nashieli Ramírez Hernández es el mejor perfil para dirigir la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, desde Tlaxcala, desde Mujeres en Consenso, celebramos su nombramiento como titular de dicha instancia.
Sí, urgen perfiles ciudadanos ocupando los espacios que en teoría siempre han debido ocuparse, representar eficazmente la defensa y promoción de los derechos humanos e incentivar la participación ciudadana en la toma de decisiones públicas. Gran acierto de la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México al aprobar, con 60 votos a favor y cero en contra, el nombramiento de Nashieli.
Este proceso también pone de manifiesto la importancia de que la ciudadanía cuente con herramientas para la negociación y el logro de acuerdos, de establecer canales de comunicación y cabildeo con las autoridades, lo que de ninguna manera implica renunciar a las exigencias y a denunciar los abusos, las omisiones y las negligencias que desde el poder se realizan.
De gran beneficio e impacto social es que desde la ciudadanía y organizaciones sociales privilegiemos ejercicios de colaboración y consenso con las autoridades, sin perder de vista los objetivos trazados y desplegando nuestras capacidades de tolerancia, asertividad y flexibilidad. Es fundamental encontrar mecanismos de reconocimiento y diálogo que permitan ir posicionando las agendas y las acciones, para construir un país de derechos, igualdad y no discriminación. Antes de destacar nuestras diferencias es necesario privilegiar las coincidencias, porque en el espacio en que nos encontremos todas y todos somos vulnerables ante las violaciones de derechos humanos.
Profundo daño ocasiona y nada ético resulta mediatizar los posicionamientos que desacreditan sin ton ni son las acciones de gobierno desde el protagonismo y el oportunismo de algunas personalidades, que desgastan y dejan de lado lo realmente importante. Se hace urgente activar toda una red de civilidad y colaboración entre sociedad y gobierno, sumar esfuerzos y lograr sinergias; puntualizar los pendientes, pero también reconocer los avances e ir tejiendo puentes de concordia y paz que garanticen el ejercicio pleno de derechos y la erradicación de la impunidad y la injusticia.