Jueves, abril 25, 2024

Enrique Ochoa dejó entrever que sigue vivo el amasiato entre el PRI y RMV

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La reciente visita de Enrique Ochoa Reza a Puebla lo único que sembró fue desconcierto, mayores temores, de los aspirantes del PRI a ser el candidato a gobernador, ya que el dirigente nacional del tricolor no dejó entrever la más mínima señal de que ya se acabaron los acuerdos entre esta fuerza política y el ex gobernador Rafael Moreno Valle, que ha llevado al Partido Revolucionario Institucional a no poder asumir su condición de oposición y seguir siendo una agrupación colaborativa, o mejor dicho sometida, a los intereses del morenovallismo.

A los tres principales aspirantes del PRI, Enrique Doger Guerrero, Juan Carlos Lastiri y Javier López Zavala, les pasa lo mismo: cada uno a su manera tiene dudas, miedos, de que puedan alcanzar la postulación a aspirante gobernador y al final el tricolor, pero principalmente el presidente Enrique Peña Nieto, los abandone y los dejé a merced del morenovallismo, tal como ocurrió con los candidatos priistas que participaron en los procesos electorales locales de los años 2013 y 2016.

En los tres contendientes retumba mucho la advertencia que hizo en su momento el ex presidente estatal del PRI y ahora diputado federal por Morena Alejandro Armenta Mier acerca de que ya está negociada la gubernatura de Puebla, para que en el año 2018, con el apoyo de Los Pinos, el morenovallismo se vuelva a quedar con el control del Poder Ejecutivo estatal, la mayoría del Congreso local y las principales alcaldías de la entidad, que incluye todos los municipios de la zona conurbada de la capital.

Una segunda advertencia que pesa mucho en los aspirantes priistas es la denuncia que ha realizado Ricardo Anaya Cortés, el presidente nacional del PAN, quien ha aseverado que figuras nacionales del panismo son cercanos colaboradores del proyecto de llevar a José Antonio Meade Kuribreña –bajo las siglas del PRI– a la presidencia de la República.

Y frente a esa advertencia, todos miran a ver a Moreno Valle como uno de los panistas que seguramente tiene como prioridad ayudar a Meade Kuribreña, el actual secretario de Hacienda y Crédito Público, a ser el próximo huésped de la residencia oficial de los Pinos.

Es algo parecido lo que sucedió en 2012, siendo Moreno Valle uno de los principales gobernadores del PAN, actuó electoramente a favor del entonces candidato presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto, y le dio la espalda a la abanderada albiazul Josefina Vázquez Mota.

Ante el anterior panorama, por lo menos se sabe que el subsecretario de la Sedatu, Juan Carlos Lastiri, y Enrique Doger, quien es delegado del IMSS en el estado, han condicionado –en diferentes ámbitos– que no van a aceptar una candidatura si primero no les demuestran que habrá un apoyo real y decidido del PRI y de la presidencia de la República para realmente salir a competir por la gubernatura, que obviamente incluye un fuerte respaldo económico.

Ambos están consientes que si el próximo año son nominados como candidato a gobernador, senador o alcalde de la ciudad de Puebla, y pierden, sus carreras políticas habrán terminado con un final catastrófico.

Esos miedos se han acrecentado por la actitud que vieron en Enrique Ochoa Reza, en la visita que realizó este miércoles en la capital, en la cual no dejó ver ninguna actitud crítica, beligerante, ácida, retadora, en contra del morenovallismo. Parecía que visitaba a un estado sin un PRI en las filas de la oposición.

Pareciera entonces que el presidente del PRI todavía tiene un comportamiento proclive a cuidar la relación del tricolor con el ex gobernador Rafael Moreno Valle Rosas.

O visto de otra manera, que todavía Rafael Moreno Valle Rosas manda en el PRI poblano.

Tanto Doger, López Zavala y principalmente Lastiri, saben que les puede pasar lo mismo que a Blanca Alcalá Ruiz, quien el año pasado fue la candidata del PRI a la gubernatura y todos los liderazgos importantes del tricolor la dejaron sola, nunca la ayudaron, para que se enfrentara al poderoso aparato político–electoral del morenovallismo.

Ahora Ochoa Reza les ha sembrado un mal sabor de boca por su intrascendente visita del miércoles pasado.

La única esperanza que les queda es que cuando se elija al candidato presidencial podría cambiar las cosas y se acabe el amasiato PRI–Moreno Valle. Por ahora, no hay nada concreto que indique algo diferente.

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