Sin precisar cifras, Daniel Constantino Chávez, gerente estatal de Diconsa, afirmó que el maíz que vende a la población tlaxcalteca es procedente de entidades del norte del país, pues los productores locales aún no logran organizarse para colocar su cosecha en esta paraestatal.
Independientemente de cualquier situación, se tiene la obligación de garantizar el suministro, especialmente de este grano básico para la alimentación de las comunidades, por lo que hay garantías de provisión, aseguró.
El año pasado –indicó–hubo una producción excelente de maíz, bien para los productores y para todo mundo porque les permitió recuperar costos, aunque Diconsa registra mayores ventas cuando los rendimientos de este cultivo son bajos.
Explicó que cuando hay problemas de mercado, lo cuales no corresponden a esta institución, “se tiene que mantener el abasto en todo el país, hasta los lugares más alejados, a los que el traslado se hace en mulas, caballos o lanchas, en lo que sea pero se va, cosa que no ocurre en Tlaxcala porque todo está muy cerca y comunicado”.
Diconsa –anotó– compra maíz en Sinaloa, principalmente, localmente no lo hace, pero no es por falta de voluntad, sino porque se requieren volúmenes grandes; sin embargo, los agricultores tlaxcaltecas venden individualmente cantidades muy pequeñas.
“Los productores no están dispuestos a organizarse, por lo que ni siquiera son sujetos de crédito, pues no tienen representación legal, no quieren estar en su sistema a través del cual pudieran vender a Diconsa y en mejores condiciones, por lo menos de precio. Es un asunto también de cultura”.
Diconsa vende más cuando hay cosecha escasa de maíz
Constantino Chávez indicó que si hay una gran producción en México evidentemente que el costo del maíz es más bajo en el periodo de cosecha y consumo, respecto del precio Diconsa, por razones naturales y obvias.
En el caso de Tlaxcala –refirió–, la mayor proporción o al menos 50 por ciento de una buena cosecha es para autoconsumo, por lo que la población recurre a Diconsa cuando se le agota, pues entre los precios del mercado y los nuestros hay un abismo enorme.
En 2016 se vendió en 5 pesos el kilogramo, pero a finales de año en los negocios comerciales tenía un costo de 9 a 10, la diferencia era significativa, mencionó el gerente. “Hay que reconocer que cuando subió la producción local, el precio en negocios fue más barato que en Diconsa”.