Lunes, marzo 18, 2024

El país de las fantasías

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El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, mejor conocido como Coneval, difundió, de manera sospechosamente oportuna, es decir antes del Quinto Informe de Gobierno, los resultados de la medición de la pobreza hecha en 2016. De acuerdo con los resultados dados a conocer, que luego presumiría el presidente en su Quinto Informe, cuatro de cada 10 mexicanos viven en pobreza, es decir, el año pasado había 53.4 millones de mexicanos en esa situación, lo cual significaría una reducción de 3.5 por ciento respecto al número de pobres existente en 2014. ¿Cómo se haría el milagro si el salario mínimo apenas si aumento durante el sexenio 17.7 por ciento, es decir unos centavos? En fin, una maravilla anunciada, entre otras, unos días antes del Quinto Informe de Gobierno de Enrique Peña Nieto.


Pero la comparación no sólo puede hacerse con el número de pobres existentes dos años antes de la encuesta de 2016, sino también con los que había al inicio del gobierno y los que hay ahora. Si se hace esta comparación, se tiene que el número de pobres en el sexenio aumentó en 68 mil 249 personas; esto es, simple y llanamente, las políticas de combate a la pobreza no han logrado abatir este flagelo.

Sorprende, también, la información proveniente del propio Coneval, en el sentido que entre 2014 y 2016, Puebla haya sido una de las entidades con mayor reducción de personas en pobreza extrema, que es aquella donde las personas “disponen de un ingreso tan bajo que, aun si lo dedicase por completo a la adquisición de alimentos, no podría adquirir los nutrientes necesarios para tener una vida sana”, al pasar de 991 mil 300 a 561 mil 900 personas, esto es, 429 mil 400 menos, lo que implicó una disminución de 43.3 por ciento. No obstante, esto, en la entidad todavía existen cuatro millones 290 mil 100 personas con algún tipo de carencia social, lo cual representa 69.5 por ciento de la población total del estado. Penosa situación, sin duda.

La cascada de buenas noticias provenientes del gobierno, se reforzó con el anuncio de Agustín Carstens, gobernador del Banco de México, que desbordó optimismo respecto del comportamiento de la economía y pronosticó que el crecimiento económico este año se ubicará en el rango de 2 a 2.5 por ciento, rango superior al pronóstico anterior que iba de 1.5 a 2 por ciento. Y ya en el plan de profeta, Agustín Carstens, que se va al finalizar el año, aseguró que para 2018 el crecimiento sería de 3 por ciento y envalentonado dijo, con voz tan firme como le fue posible: “Que les quede claro que hay un banco central que está decidido a romperle el espinazo a la inflación y traerla a 3 por ciento, porque eso es lo mejor para los mercados y para la economía en el mediano y largo plazos”. Muy bien, sólo que al señor gobernador del Banco de México se le olvido decir qué es lo que le conviene a la gente, por ejemplo un aumento salarial. La tecnoburocracia carece de pasión social. Simplemente, no se le da.

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