Según cifras proporcionadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el Producto Interno Bruto (PIB) del país creció, en términos reales, durante el primer semestre del año a una tasa promedio anual de 2.3 por ciento, nivel similar al de 2016. De acuerdo con esta tendencia, la Secretaría de Hacienda estima que la economía mexicana crecerá este año en un rango de entre 1.5 y 2.5 por ciento, mientras el Banco de México calcula que el rango de crecimiento se ubicará entre 1.3 y 2.3 por ciento. En tanto, los economistas del sector privado, consultados por Banxico, estiman el crecimiento en 2 por ciento.
Aunque se presuma lo contrario por parte de los voceros gubernamentales, el crecimiento económico es escaso por insuficiente para pensar en alguna mejoría en los niveles de bienestar social. Los pronósticos, tampoco permiten el optimismo y crecen las preocupaciones sobre el futuro del país.
Sin duda, en este momento existen situaciones que en México deben prender los “focos rojos”. Una de estas situaciones por demás preocupante, es el aumento, al parecer imparable, de la inflación que, en la primera quincena de agosto, creció a una tasa anual de 6.59 por ciento. Este “aumento del índice de precios al consumidor”, como se define la inflación, tiene impactos negativos entre la población que percibe ingresos (sueldos y salarios) fijos. Se sabe que el incremento de la inflación disminuye el ingreso real del trabajo y, cuando esto ocurre, aumenta la llamada “pobreza laboral”, que ocurre cuando el ingreso del trabajador no le permite adquirir ni siquiera la canasta alimentaria. Esto no es un postulado teórico que pudiera o no ocurrir, por el contrario, según datos publicados por Dinero en Imagen (24/8/17), en México debido al repunte de la inflación, en el segundo trimestre de este año, se sumaron a la “pobreza laboral”: un millón 539 mil 765 mexicanos. En efecto, continúa la información, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), calculó que en este año del primer trimestre al segundo el porcentaje de la población trabajadora que con su ingreso laboral, y debido a la inflación no pudo adquirir la canasta alimentaria pasó de 38.9 a 40.1 por ciento, de modo que, al concluir el primer semestre de 2017, la población en esta condición alcanzó la preocupante suma de 49 millones 456 mil personas. Y aunque no se tienen datos posteriores, en julio y agosto, meses en los cuales se apresuró la inflación, ese escalofriante número de mexicanos que no satisfacen su necesidad elemental de comida seguramente se ha visto incrementado.
Pero si bien el neoliberalismo ha ocasionado mayores niveles de pobreza y miseria, además de profundizar la desigualdad social, la ganancia de los bancos no se modera y, en el primer semestre del año, los 23 grupos financieros que operan en el país obtuvieron una ganancia global de 77 mil millones de pesos.
¿Un régimen así, podrá soportar la ofensiva electoral que prepara el pueblo de México para cambiarlo en 2018?