Con el libre comercio y el Tratado de Libre Comercio se nos prometió que iríamos a las Ligas Mayores. Que se potenciarían las ventajas comparativas y que ello incrementaría exportaciones, reduciría el déficit de comercio exterior e impulsaría el crecimiento económico y el empleo. Sin embargo, en vez de que el libre comercio haya potenciado a los sectores donde teníamos ventajas comparativas, y se haya aprovechado para incrementar exportaciones, tanto en el sector agrícola, como de la industria energética, los productos derivados de las refinerías, de la industria química y petroquímica, México enfrenta déficit de comercio exterior en éstos sectores, no solo en la industria petrolera, sino también en productos plásticos, como en productos químicos y petroquímicos, así como en cereales. Después que por muchos años el sector petrolero fuera superavitario, en los últimos años ha pasado a ser deficitario como consecuencia de la caída internacional del precio del petróleo, como por la falta de inversión en dichos sectores, que ha llevado a la caída de la producción de petróleo, como al rezago de la refinería que nos lleva a que Importemos el 60 por ciento de la gasolina que consumimos, así como a incrementar importaciones de productos químicos y petroquímicos.
Después que el sector agrícola fue por décadas el mayor generador de divisas en el país, somos importadores de granos básicos, tales como maíz, trigo, soya, frijol, arroz, entre otros. Si bien somos superavitarios en hortalizas y frutas, somos deficitarios en granos básicos, esenciales para la alimentación de la población, lo cual representa un problema de seguridad nacional. El gobierno ha reiterado que hemos sido exitosos en el TLCAN, y ni siquiera hemos desarrollado los sectores donde tenemos ventajas comparativas, que pasaron de ser deficitarios y a descapitalizarse.
No se puede seguir insistiendo en el libre comercio que nos ha llevado a presiones permanentes sobre el déficit de comercio exterior, y descapitalizar los sectores productivos y a frenar el crecimiento. No se puede dejar la economía al libre mercado, debido a que ello no configura el crecimiento de la inversión productiva, para alcanzar los niveles de productividad y la capacidad productiva para salir airosos de la competencia que genera el libre comercio.
Al ir acompañada la libre movilidad de mercancías y capitales, de la política macroeconómica de estabilidad (altas tasas de interés, disciplina fiscal y estabilidad cambiaria), ello ha actuado a favor del sector financiero y en detrimento del sector productivo y la competitividad, lo que nos ha colocado en una posición de debilidad frente a importaciones, y de ahí los déficit de comercio exterior, como la descapitalización de los sectores productivos y los rompimientos de las cadenas productivas y el desempleo y subempleo generado.
No por nada el gobierno de Estados Unidos está cuestionando los tratados comerciales de libre comercio y está a favor de un comercio administrado, para proteger la planta productiva, como la generación de empleo. Asimismo, contempla instrumentar políticas que estimulen la inversión productiva, a través de reducción de impuestos y subsidios al regreso de la inversión para producir en dicho país, para apalancar el crecimiento productivo, y a través de las políticas proteccionistas, avanzar en la sustitución de importaciones e incrementar el valor agregado interno de sus exportaciones. En México no hay política alguna que incentive el crecimiento de la inversión productiva. Predominan altas tasas de interés, restricción del gasto público, que atenta sobre el crecimiento de la productividad, la infraestructura y la capacidad productiva, lo que nos coloca en una posición de mayor debilidad frente al libre comercio. No podemos seguir con más de lo mismo que nos lleva a mayor subdesarrollo, y a recrudecer los problemas de subempleo, bajos salarios y la desigualdad del ingreso y el clima de violencia que se vive en el país.