Para el manejo conveniente del agua, expuso el investigador Jean Marc Fournier, no hay un “modelo general milagroso” que permita su buen uso y distribución. Lo que hay, dijo el especialista francés, es un contexto global con una tendencia de uso que ya puede aguantar y sostenerse.
Al impartir la ponencia El agua: derecho, privatización y globalización en la Casa de las culturas contemporáneas, el geógrafo de formación señaló que en esta problemática la solución parece estar en un manejo local y no global.
“Las soluciones son locales. No se puede aplicar un modelo de interacciones mundiales. Siempre hay que ajustar el modelo global a la situación local, si no, no funciona”, expuso Fournier.
Invitado por el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” a través del posgrado en Estudios socio territoriales, así como por la Vicerrectoría de extensión y difusión de la cultura y la Dirección general de difusión cultural, todos de la UAP, el estudioso de casos latinoamericanos agregó que otro punto es que en el manejo del agua, es un asunto que no se puede cambiar de un día para otro, sino que es un proyecto a largo plazo.
“Los beneficios se ven cinco años después de la implementación, y si los contratos son a 40 años quiere decir que la historia cuenta mucho y que no se puede cambiar de manera rápida”, estimó.
El autor del Ensayo de geografía social y urbano, señaló que actualmente existen dos grandes empresas francesas interesadas en el manejo del agua mundial, que tienen “clientes” en 80 países incluido México y que, desde hace un siglo, proponen soluciones técnicas que fueron parte del proceso de privatización actual.
“Tienen una perspectiva internacional de ganar mercados y hacer buenos negocios. Son capitalistas que hacen negocios con corrupción en Francia. Sus contratos son por 40 años y en ellos prometen una gestión del agua milagrosa, pero lo que hacen es invertir durante unos años y después hacen un negocio increíble”, advirtió Jean Marc Fournier.
Destaca que en sus estudios destacan los casos de Tucumán, Argentina y Maracaibo, Venezuela. El primero caracterizado por ser un ejemplo del tipo de privatización concebido como “desarrollo” por entidades como el Banco mundial o el Fondo monetario internacional, que integra un modelo de privatización, descentralización y participación de los particulares. “Era la solución milagrosa y Buenos Aires fue el arquetipo de ese modelo; en Tucumán, un grupo francés consiguió el contrato prometiendo que en ocho años el 100 por ciento de la población tendría acceso al agua y al drenaje”, refirió.
En el segundo caso, el de Maracaibo, una ciudad ubicada al sur de Venezuela caracterizada por la extracción de petróleo, señaló que en el caso del agua “hubo privatización, denuncias de corrupción y venta de agua a precios elevados respecto al costo oficial, además de un clientelismo político” que no ha permitido satisfacer la demanda del agua, ni en 1995 cuando el gobierno hizo dos organismo públicos –uno de conservación y otro de empresa pública que promovía lo privado-; ni entre 2005 y 2007 cuando se dio un boom del petróleo, ni de manera reciente con el socialismo instalado en el poder.