Jueves, abril 25, 2024

La construcción democrática ya no pasa por el sistema electoral: Mauricio Merino

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El sistema electoral mexicano está agotado y corrompido hasta la médula, por tanto, no va a entregar el poder a los ciudadanos; la construcción democrática ya no pasa por él, sino “por el control democrático del ejercicio de los poderes públicos”, declara Mauricio Merino Huerta, fundador del movimiento Nosotrxs.

En entrevista con La Jornada de Oriente, el especialista en temas de transparencia, rendición de cuentas, acceso a la información pública y gobiernos locales, por citar algunos, retrata la coyuntura política del país para explicar esta iniciativa emergida apenas en mayo pasado y convocar “a una revolución de consciencias”, pacífica, pero radical.

Apresurado, arriba a la cita en el Hotel Posada San Francisco. Bajo el brazo trae consigo dos libros escritos por un ex ombudsman estatal y un ejemplar del informe de una ex diputada. Recién acaba de reunirse con un grupo de personajes locales a quienes expuso su proyecto y anunció la designación de la representación estatal de Nosotrxs en Tlaxcala.

Antes, al mediodía, encabezó una rueda de prensa, en la que reveló que fue recibido con un tiroteo en esta entidad, a la cual las estadísticas ubican como una de las más seguras. Caída la tarde, Mauricio Merino, investigador y activista, se dispone a charlar con este medio.

– En la idea de Nosotrxs, ¿se requiere reinventar las palabras de la política? El arte de vivir en conjunto y la búsqueda del bien común (Ranciere 2006)–, se le inquiere a Merino.

– No, hay que reivindicarla, no reinventarla; quienes la han echado a perder son quienes han ocupado el espacio de nuestra clase política en los últimos años.

“No hicimos todo, me refiero a la sociedad en su conjunto, para tener un cambio de la singularidad a la pluralidad, de la unicidad a la diversidad, de un régimen autoritario a uno que quiere ser democrático, para entregarle el poder a un puñado de individuos que se lo disputan como perros y gatos, eso no es la política, eso es el deterioro de la palabra”.

– Para Nosotrxs, ¿cuál es el sentido de la política?

– Es el original, el que está desde los clásicos hasta nuestros días: la organización de las personas para convivir, darse una vida mejor, ayudarse mutuamente, resolver sus problemas públicos y de manera armoniosa.

“La política es una palabra muy bonita, muy prometedora, es incluso indispensable, no se puede vivir sin política, sin organización, para distribuir tareas y responsabilidades, para ponernos de acuerdo qué problema debe resolverse primero y cuál después, para decidir cuántos recursos se le asignan a la solución de esos problemas, esa es la verdadera política. Esta rebatinga de poder en la que estamos no lo es”.

– Usted parte de la idea de que a la sociedad la divide un muro, de un lado los ricos y del otro los miserables. ¿Es posible abrir una brecha sin que se destruyan unos a otros?

– Esa es la esperanza que tiene Nosotrxs, es optimismo metodológico, no puedo asegurar que vaya a evitarse un enfrentamiento, un conflicto entre Nosotrxs y la clase política mexicana, que haya una lectura en este movimiento que resulte muy hostil para el régimen político actual, porque nos amenaza de entrada.

Un techo de cristal blindado nos separa de las élites

“Está en la naturaleza del planteamiento de Nosotrxs, revertir posiciones de poder e ideas que esta clase política ha venido repitiendo para quedarse en lugares de privilegio donde vive. Lo que sí veo es la enorme dificultad para romper este techo de cristal blindado que nos separa de las verdaderas élites del país, los oligarcas, que Ricardo Rafael les llamó los virreyes, con mucho tino.

En México hay una élite financiera, empresarial y política que tiene prácticamente el control de todos los procesos fundamentales del país. No sé si son una mafia, como sostiene (Andrés Manuel) López Obrador, sino muchas mafias que, sin embargo, comparten el espacio de poder al que no dejan pasar a nadie”, anota.

El profesor e investigador del Centro de Ciencias y Docencia Económicas (CIDE) sentencia que esta “elitización” no se va a comprometer con un movimiento como Nosotrxs. “Lo dudo mucho, porque desafía su sentido de desigualdad, ellos parten de la idea, según la cual, este estado de cosas debe perpetuarse”.

– El mercado se ha convertido en la dictadura del siglo XXI. ¿Considera que el mercado necesita de la democracia?, ¿es compatible la democracia con el capitalismo?–, se le pregunta.

– Yo creo que hay una mala lectura de esta posición. Se asocia a la democracia con una política corrompida, con un mercado oligárquico y, por lo tanto, con los pésimos efectos que las dos anteriores producen: violencia, desigualdad, marginación, etcétera. Ese es parte del problema que debemos enfrentar.

“En México no tenemos ni un mercado libre y ni siquiera un verdadero neoliberalismo. No es aceptable que se hable de un mercado libre en México, cuando tenemos a uno de los hombres más ricos del planeta en una sociedad como la mexicana y en un país donde cuatro familias controlan el 9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), ni donde el espacio de las telecomunicaciones se construye a través de televisoras”.

“En México no hay competencia, hay una oligarquía, por eso titubeo ante la idea de la mafia del poder, suena bien pero creo que es un diagnóstico impreciso. Asociar eso a la democracia, que es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, pues es injusto, es juntar el agua con el aceite, la democracia no es eso, sino basarse en el respeto a la igualdad de los derechos, en el ejercicio igualitario de ellos y en la recepción igualitaria de los resultados de esos derechos”, agrega.

Para la clase política, la democracia es reparto de puestos

–Afirma que la democracia mexicana está enferma. ¿Cuáles son los signos y síntomas que le llevan a ese diagnóstico?

– Hay dos diagnósticos principales. Uno es que hemos confundido a la democracia como sistema de vida político, en el sentido bien entendido, con una distribución del poder por la vía electoral. Es un gravísimo error.

“Nos hemos equivocado por años creer que es el reparto de puestos y que eso es lo único que importa, es una estupidez. Es mucho más que eso. Los viejos dueños del régimen autoritario lo tenían más claro que los actuales, ellos decían, las elecciones comienzan, pero no se agotan, y los de la clase política actual dicen que la democracia es reparto de puestos a través del voto, absolutamente falso; eso es una enfermedad.

El ex consejero electoral del Consejo General del Instituto Federal Electoral (hoy INE) explica que el segundo diagnóstico es sobre el modo en que se construyó el modelo electoral mexicano, el cual “fue muy útil para pasar del singular al plural, sin duda hubo una transición en México”, dice.

Pero establece que este régimen compite hoy por votos “usando el dinero público y de caudales enormes de dinero privado, que no se sabe bien a bien de dónde viene, usando mensajes de odio sistemáticos y campañas negras electorales”.

Asienta que los actores políticos no han asumido la diversidad, la pluralidad ni el sentido de armonía dentro del conflicto que supone la democracia, pues “lo que ellos leen es, quítate tú porque me toca a mí; es una democracia de turnos que además cuesta un dineral y ha convertido a los gobiernos en un botín para seguir ganando puestos públicos”.

Critica que esos personajes tampoco discuten el servicio de carrera, ni el mérito, que es un principio republicano fundamental, pues “ya todo mundo acepta que quien ganó el puesto reparte todo a los demás, como si fuera su patrimonio, incluso, los más progresistas sostienen que la única manera de limpiar al país es llegar al puesto más alto de la República y distribuir entre los suyos todo lo demás. Esto es completamente absurdo”.

Los políticos –apunta– han contaminado y corrompido al gobierno en su conjunto. Los programas sociales se usan para comprar votos y no para resolver problemas de pobreza, desigualdad o marginación; los presupuestos o las decisiones se toman en función de la siguiente elección, de la posibilidad de mantenerse en el cargo, se ha acabado por corromper todo el paquete de manera mutua.

El sistema electoral corrompido

“El sistema electoral ha acabado corrompiendo a las administraciones públicas y éstas inyectando todos estos dineros y estas lógicas clientelares para ir corrompiendo a su vez al sistema electoral, es una enfermedad”.

–¿Cuál es el pronóstico?, ¿cuál debe ser el tratamiento?, ¿qué papel juega lo ciudadano?

–Estoy en la idea del optimismo metodológico, si las cosas siguen como están, mi pronóstico es que lo que vimos en las elecciones del Estado de México, se va multiplicar  y a profundizar en las de 2018.

Vislumbra que el próximo año el país no va a ser más rico, sino más pobre; más desigual, no va a ser menos violento ni va a resolver los problemas institucionales de distribución del poder, ni habrá derrotado al crimen organizado. “Esto –precisa– no es un pronóstico, sino tendencias que solo se modificarían si hubiera un milagro, literalmente. Vamos a 2018 en estas condiciones y nadie puede cambiar estas circunstancias, excepto los poderes superiores, si existieran, providenciales”.

La clase política instala odio, mientras los ciudadanos están cada vez más desencantados, más frustrados y más asustados. “Lo que tenemos es una situación de enorme conflicto para 2018. Por eso es que organizaciones como Nosotrxs tienen que ser exitosas”.

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