Faltando nueve días para la elección más reñida que ha tenido el Estado de México, todo apunta a que el resultado de la contienda tendrá una fuerte repercusión en Puebla de cara al proceso de renovación de la gubernatura en el año 2018. El desenlace de esa contienda amenaza con dejar seriamente heridos al PRI y principalmente al PAN.
La elección del próximo 4 de junio en el Estado de México fue atípica, ya que dejó de ser una contienda exclusivamente del ámbito local y se concatenó a los bríos y debilidades que enfrentan las fuerzas políticas nacionales con rumbo a la sucesión presidencial de 2018, y tuvo la participación de muchos actores externos, entre ellos varias figuras de Puebla.
Lo que acabe ocurriendo en esa entidad, como nunca había ocurrido, tendrá un fuerte impacto en Puebla. Definirá los derroteros que seguirán los partidos políticos en el estado. Estos son algunos escenarios que seguramente se van a generar luego de las votaciones mexiquenses:
Primero: si Josefina Vázquez Mota, la candidata del PAN, queda en un penoso cuarto lugar, tal como lo pronostican la mayoría de los sondeos de opinión pública, sufrirán un fuerte revés las dos principales figuras del panismo en Puebla, que además son personajes antagónicos: el ex gobernador Rafael Moreno Valle Rosas y el ex edil de la capital, Eduardo Rivera Pérez.
A Moreno Valle desde ahora ya lo ven como principal culpable de la división que se percibe en las filas panistas y que dañó el desempeño electoral del partido. El ex gobernador de Puebla maniobró para que Vázquez Mota no fuera la abanderada albiazul y contribuyó a la falta de cohesión entre los grupos de Acción Nacional.
Eduardo Rivera –quien es oriundo de Toluca, Estado de México– fue uno de los operadores electorales de Josefina Vázquez Mota y seguramente será visto como uno de los estrategas que hizo naufragar a la aspirante albiazul.
Pero si la ex integrante de los gabinetes de los presidentes Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa remonta de última hora y logra mantenerse en el tercer lugar, cerca de los punteros que son el PRI y Morena, entonces Eduardo Rivera podrá salir mejor librado, a diferencia de Moreno Valle que tendrá –sin escapatoria– en el resultado electoral del Estado de México un fuerte proceso de cuestionamiento acerca de su lealtad hacia el Partido Acción Nacional.
Segundo: en caso de producirse una derrota de Alfredo del Mazo, el candidato del PRI, tendrá un efecto demoledor para el priismo poblano.
Para intentar ganar la elección de su estado, el presidente Enrique Peña Nieto mandó a todo su gabinete a cada uno de los distritos y municipios a coordinar acciones para buscar sacar ventaja a favor de su primo Alfredo del Mazo, y aun así el aspirante priista cierra la competencia con un empate frente a la candidata de Morena, Delfina Gómez, pese al gasto monumental que se hizo en toda su campaña electoral y que se sale de los topes autorizados.
Si el PRI pierde el Estado de México quedará evidenciado que el partido no encuentra ninguna salida a su crisis interna, en la cual ya no convence al grueso del electorado, no tiene figuras populares para ganar gubernaturas y la presidencia de la República, y sus indicadores negativos siguen creciendo, ya que es visto como la fuerza política que genera, solapa, protege y promueve la corrupción.
Frente a ese escenario de derrota, el PRI ya no tiene nada que hacer en la elección de Puebla del próximo año, ya que se encuentra dividido, sin líderes, con dirigentes ausentes, sin figuras relevantes, con indicadores negativos al tope y para nadie es un secreto que es una fuerza que trabaja a favor de los intereses del morenovallismo.
Y por si fuera poco, el PRI poblano carece de todo apoyo de Los Pinos, ya que en el círculo político del presidente Enrique Peña Nieto nunca se ha visto a Puebla como una prioridad para que el tricolor recupere la titularidad del Poder Ejecutivo.
Una derrota en el Estado de México le va a quitar las pequeñas dosis de optimismo que le quedan a unos pocos priistas que creen, todavía, que en 2018 se puede competir por la gubernatura frente al PAN y Morena.
Tercero: un triunfo de Morena en el Estado de México no solo va a catapultar a Andrés Manuel López Obrador como el aspirante más fuerte para ganar la presidencia de la República, sino que va a llevar al político tabasqueño a seguir su modelo de selección de candidatos a puestos de elección popular que, por lo general, son personajes ajenos a los grupos políticos tradicionales.
Tal como fue el psicólogo Abraham Quiroz Palacios, quien el año pasado fue al abanderado de Morena a la gubernatura de Puebla y es alguien ajeno a la clase política del estado.
Pero si Morena pierde este 4 de junio, López Obrador posiblemente tendrá la necesidad de buscar alianzas políticas para fortalecer su proyecto electoral de 2018, y entonces ahí es donde posiblemente se abran las puertas de Morena a personajes como Alejandro Armenta Mier, Enrique Doger Guerrero, Javier López Zavala, junto con muchos priistas y panistas que buscan candidaturas en el Partido Regeneración Nacional.
Cuarto: si Juan Zepeda, el candidato del PRD, queda en el tercer de la contienda del Estado de México y se acerca a los dos primeros lugares, o incluso rebasa a Morena, quien va a crecer mucho es la poblana y ex diputada federal Roxana Luna Porquillo, pues ha sido una de las operadoras electorales de la corriente Alternativa Democrática Nacional que han trabajado en esa entidad y en Veracruz.
En caso contrario, si le va mal al PRD, no le pasa nada a Roxana Luna, quien seguirá siendo del Comité Ejecutivo Nacional de este partido.