Lunes, marzo 18, 2024

#Hashtagcampaña y otras ocurrencias de publicidad política

Hace unos días Javier Risco (@jrisco) compartió en twitter la imagen de un espectacular de la campaña del candidato Javier Zapata, quien compite para convertirse en gobernador de Nayarit por el partido Encuentro Social. En la foto podemos apreciar la imagen del cartel en el que aparece la leyenda #hashtagcampaña. La figura fue compartida varias veces en redes sociales e incluso algunos medios como Milenio, El País, Merca2.0 y SinEmbargo, decidieron incluir el tema entre sus contenidos los últimos días. Aunque ya fue confirmado que el error “se originó en el departamento de diseño”1, algo que llama la atención es que podríamos suponer que la imagen debió ser autorizada por al menos otras dos personas antes de llegar a las calles, pero el producto publicitario fue colocado sin reparo alguno, quizás porque quienes realizan publicidad política en nuestro país, aún no terminan de entender las implicaciones del uso de las redes sociales.


Si hace algunas décadas, una pregunta importante era si debían “vender” a los candidatos como barras de jabón, hoy los equipos de mercadotecnia política deberían cuestionarse la repercusión del uso de redes sociales sin plena noción de su funcionamiento y características. Este no es el primer caso de incomprensión de estos entornos mediáticos. Hace unos meses vi un video producido por Nación 321 en el que entrevistaban a una mercadóloga sobre una campaña no oficial del PRI titulada Priennials, creada y difundida por un militante del partido; quien consideró que era apropiado elaborar un mensaje que difundiera que este grupo era la nueva generación del partido político que se estaba preparando para afrontar los retos del país. En este video aparecían algunos políticos usando filtros de Snapchat, (que consisten en la posibilidad de grabar la propia imagen con la adición de ciertos elementos como gafas para sol, o características animales como orejas y hocico de perro). Otro bailaba un jingle inspirado en los éxitos del momento. Esto reduce el mensaje a mera forma, al usar los canales y elementos que utilizan los posibles receptores. También denota una ausencia de contenidos y de propuesta en los mensajes. Lo anterior reitera que las audiencias siguen viéndose como una masa que responde a estímulos muy primarios y que hay un mínimo interés por definir verdaderas propuestas políticas que busquen propiciar una mejor calidad de vida en los ciudadanos. Quizás lo más preocupante sea que los equipos de mercadotecnia política siguen trabajando así, porque aún hay grupos de votantes que definen su voto con base en la guapura del candidato.

1 http://verne.elpais.com/verne/2017/05/22/mexico/1495473421_443692.html

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