Sin haber digerido todavía los cuatro asesinatos perpetrados cobardemente contra periodistas en los primeros meses de este año, el pasado lunes Jesús Javier Valdez, escritor, corresponsal de La Jornada en Sinaloa y editor del diario local Ríodoce, fue abatido en su estado natal.
Ese mismo día, 15 de mayo, Sonia Córdova, subdirectora del Semanario Costeño, de Jalisco, fue baleada junto con su hijo, quien falleció en el lugar del ataque.
Las agresiones contra periodistas están imparables y la situación se ha tornado alarmante, porque a pesar de las múltiples protestas y exigencias de protección y sanción a los criminales, el Estado mexicano sigue cómodamente en su el papel de espectador de esta masacre.
La organización civil Artículo 19 ha documentado del año 2000 a la fecha, 105 asesinatos de comunicadores, “en posible relación con su labor periodística”. 97 son hombres y ocho son mujeres. De la totalidad, 31 han sido cometidos en el periodo del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto.
Por fin, ante la magnitud del problema, Peña Nieto convocó a todos los gobernadores del país a una reunión este miércoles para generar una estrategia conjunta y de protección a periodistas y defensores de derechos humanos.
“Para Peña Nieto la crítica, el derecho de disentir y la libertad de prensa son pilares de las sociedades libres”, da cuenta el diario La Jornada, a través de la nota de la cobertura del evento, en el que el mandatario de esta nación afirma: “Lucharé hasta el último día de mi mandato para fortalecer las condiciones del ejercicio pleno del periodismo profesional, riguroso y valiente que México necesita”.
Discurso totalmente contradictorio a su actuación, pues en los hechos ha demostrado lo contrario. Un caso emblemático de su desprecio a la crítica, al derecho de disentir y a la libertad de prensa, es el acoso contra la periodista Carmen Aristegui y su equipo de investigación.
De nada servirán las peroraciones de gobernantes si persisten la incongruencia, la impunidad y si no hay acciones eficaces para preservar la integridad de trabajadores de este gremio, de lo contrario todo se reduce a una simple simulación.