La caída al cuarto lugar de las intenciones del voto de la panista Josefina Vázquez Mota en la contienda por la gubernatura del estado de México pudiera ser el preámbulo para desplomar el proyecto de convertir a Martha Erika Alonso Hidalgo en aspirante a la gubernatura de Puebla, ya que los resultados negativos de ese proceso electoral están empezando a salpicar hacia la entidad poblana y en particular contra el grupo del ex mandatario Rafael Moreno Valle Rosas.
Los sondeos de opinión pública que a principios de esta semana han colocado a Vázquez Mota ya muy alejada de la posibilidad no solo de ganar, sino de hacer un papel decoroso en la contienda del estado de México, ha empezado a desatar en el panismo una pugna para identificar a los responsables del desastre electoral de la ex secretaria de Desarrollo Social y de Educación, luego de que ha sido rebasada por el aspirante del PRD, Juan Zepeda Hernández.
Cuentan que en el círculo cercano a Ricardo Anaya, presidente nacional del PAN, y de la propia Vázquez Mota, se está identificando, entre otros factores, como un elemento principal la división interna del panismo mexiquense, que nunca se ha podido cohesionar en torno a la aspirante albiazul y esa condición ha generado que muchos activistas del PAN se vean seducidos por los punteros de la contienda: Alfredo del Mazo Maza, del PRI, y Delfina Gómez Álvarez, de Morena.
Y en ese inicio de ajustes de cuentas y culpas, uno de los nombres que más aparece es el de Rafael Moreno Valle Rosas, el ex gobernador de Puebla, quien buscó frenar la candidatura de Josefina Vázquez Mota y generó una división interna en el PAN que hasta la fecha –a poco más un mes para las votaciones– no ha podido ser resanada.
En esa actuación negativa de Moreno Valle se incluye la persecución política que desató contra el ex edil de Puebla Eduardo Rivera Pérez, quien es el encargado de las estrategias electorales de la candidata panista del estado de México.
El factor de unidad ha sido ampliamente ponderado, ya que el PAN ha logrado cohesionar a su militancia en torno a los candidatos de Nayarit, Antonio Echevarría García, y Guillermo Anaya Llamas de Coahuila, a tal grado que el primero parece caminar al triunfo y el segundo le está pisando los talones al PRI.
Un aspecto relevante en el estado de México es que las candidatas Josefina Vázquez Nava y Delfina Gómez Álvarez tienen los índices negativos más bajos, del 9 y 9.5 por ciento, respectivamente, que era una enorme ventaja frente al rival priista Alfredo del Mazo, que tiene un nivel de rechazo de 40 por ciento. Sin embargo la diferencia que se ha marcado a lo largo de la campaña es que la aspirante de Morena ha sumado simpatías y apoyos, mientras que en torno a la panista prevalecen divisiones y confrontaciones.
Además, Josefina Vázquez carga en sus espaldas lo negativo que dejaron los gobiernos de Fox y Calderón, por lo que no logra erigirse como la candidata del cambio, que pueda lograr la alternancia en un estado que siempre ha estado gobernado por el PRI.
Y en cambio, Delfina Gómez se ha convertido en la principal esperanza para romper con la hegemonía priista del estado más poblado y rico del país.
Desde ahora se puede anticipar que si no mejora la suerte de Josefina Vázquez Mota y acaba en un deshonroso cuarto lugar –luego de que estuvo empatada con los aspirantes del PRI y Morena–, uno de los damnificados por ese desastre político será Rafael Moreno Valle Rosas y su esposa Martha Erika Alonso.
En tres factores va a influir lo que se vive en el estado de México:
Primero: la acusación de que Moreno Valle influyó en el debilitamiento del PAN en el estado de México, en lo que es la contienda más importante previo a la justa presidencial de 2018.
Segundo: Martha Erika Alonso no es garantía de cohesión en el PAN poblano, luego de que los panistas tradicionales son objeto de persecución del morenovallismo.
Y el estado de México está dejando la advertencia que un panismo dividido acaba debilitando a un candidato fuerte.
Tercero: la contienda del estado de México ha puesto en alerta al PAN que paga un costo muy alto en poner candidatos que traen a sus espaldas un desgaste de poder.
En el caso de Puebla, Martha Erika Alonso carga en sus espaldas todos los agravios vivos que dejó el morenovallismo, que van desde el tema de los presos políticos, los abusos con fondos del erario y hasta la herencia del desmedido crecimiento del crimen organizado en el estado.
Vaya evolución interesante de la correlación de fuerzas. Primero el morenovallismo intentó frenar a Vázquez Mota. Ahora no le conviene que se acabe de desplomar.