Lunes, marzo 18, 2024

EU: su reforma fiscal y sus maniobras de negociación con el TLCAN

En la propuesta fiscal que presentó el gobierno de Estados Unidos (EU) al Congreso de su país, el miércoles 26 de abril, se omitió el impuesto fronterizo, que implicaba un impuesto a las exportaciones que las empresas estadounidenses realizan desde México y otros países hacia EU, lo que pasaría a afectar a nuestras exportaciones. No se incorporó dicha propuesta debido al rechazo de diversos congresistas tanto del Partido Republicano, como Demócrata. Al no establecerse dicho impuesto, no podrá frenar las importaciones, ni reducir el déficit de comercio exterior, ni impulsar la inversión, la producción y el empleo internamente, que son objetivos que se ha trazado el gobierno de Donald Trump. De ahí que no es casualidad que el mismo día en que se presenta dicha iniciativa, gente cercana al Presidente, soltaron el rumor de que se preparaba un decreto para abandonar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Ello le permitiría al gobierno de EU establecer restricciones a las importaciones provenientes de México, como de Canadá, tal como lo hicieron el martes 25 de poner un impuesto de 20 por ciento a las importaciones de madera provenientes de Canadá. Con ello, lograrían su propósito de reducir importaciones, como su déficit de comercio exterior e impulsar su crecimiento.


Ante los ‘rumores’ de la salida de EU del TLCAN, hubo pánico en México, como reacciones de congresistas de EU que están a favor del TLCAN, y habrá habido presiones fuertes de intereses económicos de los sectores favorecidos por el acuerdo comercial, que llevaron a Trump, ese día por la noche, a hablar con el presidente de México y el Primer Ministro de Canadá para decirles que si se negociará el TLCAN y que por ahora no se retirará EU de dicho acuerdo y que habría que proceder rápidamente a negociarlo. Lo acontecido el miércoles 26, es reflejo de las maniobras de negociación desarrolladas por Donald Trump, de asustar al adversario con la amenaza del retiro del TLCAN, para que termine éste ofreciendo concesiones favorables a EU.

EU tiene capacidad para reasignar la producción interna que se vería afectada de romper con el TLCAN, a través de impulsar la sustitución de importaciones, con los menores impuestos que contempla la Reforma Fiscal presentada por el gobierno de dicho país, de reducir el impuesto de las ganancias de las empresas de 35 al 15 por ciento, aunado a que también por única vez se establecería un impuesto de 10 por ciento a la repatriación de ganancias. Esta política estimularía la transferencia de las ganancias (para evitar el impuesto global de 35 por ciento), lo que le permitiría al gobierno aumentar la recaudación y contrarrestar así en parte el impacto sobre las finanzas públicas que tendrá la disminución de impuestos, como el aumento del gasto en infraestructura. Además, ello contribuiría a aumentar la competitividad y la inversión y por lo tanto la actividad económica y la generación de empleo, y contrarrestar los problemas generados por la salida del TLCAN. En cambio, México no tiene posibilidad de reaccionar frente a la reforma fiscal de EU, ni frente a una salida de EU del TLCAN, ni frente a mayores concesiones que obtendría EU en las renegociaciones. La reforma fiscal estimulará a muchas empresas estadounidenses aprovechar los bajos impuestos para regresar a invertir en su país, lo que provocaría salida de capitales y menos inversión en México, afectando ello no solo el crecimiento económico, sino también el balance del sector externo, como al tipo de cambio. México no tiene margen de maniobra para reducir impuestos, dados los altos montos de la deuda pública, como la carga de la misma, y el objetivo que se ha trazado de superávit fiscal para reducir el monto de la deuda, lo que le impide bajar impuestos e incrementar la inversión para contrarrestar la caída de las exportaciones que se avecina con la debilidad de negociación de México frente a EU en el TLCAN.

Ante las perspectivas negativas que se presentan de imponer EU sus condiciones, habrá caída de exportaciones y de la producción nacional, aumento del déficit de comercio exterior y del desempleo, así como mayores presiones sobre el tipo de cambio, que obligarían al banco central a mayores alzas de la tasa de interés, lo cual acentuará más el panorama recesivo de la actividad económica nacional.

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A fin de no estar sujetos a los vaivenes de las posiciones del gobierno de EU, el gobierno mexicano debe optar por una estrategia de crecimiento hacia adentro, y establecer una política proteccionista de permisos previos de importación para crecer en tono a sustitución de importaciones, para lo cual requiere de flexibilizar la política fiscal, como de política industrial y política crediticia. Ello sería posible retomando el control de la moneda, como subordinando al sector bancario–financiero a favor del gobierno y la esfera productiva y del empleo. De lo contrario, la economía nacional va a una severa crisis.

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