Viernes, marzo 29, 2024

Otro marzo

 

Este marzo se extingue y, sustancialmente, las cosas no cambian para modificar la calidad de vida de las mujeres en Tlaxcala. La pasarela de personalidades, los eventos coloridos y el exceso de naranja en los espacios públicos, se vuelven lastres que trivializan los temas y posponen el cumplimiento de las obligaciones por parte de las autoridades.

En el Congreso del estado, los foros convocados por las y los diputados se vuelven paja si en tribuna no se suben a discusión y aprobación temas y asuntos que ya cuentan con un expediente parlamentario, como la adecuada, urgente y necesaria tipificación del feminicidio, porque las cosas como están hoy por hoy, lo único que garantizan es la condena a la víctima y a su familia a la injusticia total, privilegiando la impunidad. Otro de los rubros pendientes es la creación, por ley, del Instituto de las Mujeres en Tlaxcala, debido a que el decreto que le da sustento legal, está por demás rebasado.

Las tareas de armonización legislativa con perspectiva de género, exigen mucho más que las ligerezas de marzo, sobre todo cuando Tlaxcala está en la escenario nacional e internacional por la desaparición de mujeres y niñas, por la incapacidad y negligencia de las instituciones de procuración de justicia y las realidades de la trata de personas, como expresión extrema de violencia contra las mujeres. No hay que olvidar que el gobierno se encuentra dentro de los seis meses para atender las recomendaciones del grupo de especialistas, ante la solicitud de Alerta de Violencia de Género.

El caso de Karla Romero Tezmol, #DóndeEstáKarla, y los casos documentados en San Pablo del Monte deberían sacudir las conciencias de quienes conforman los tres poderes del estado. Sus esfuerzos no han sido contundentes para garantizar la integridad ni la vida de las mujeres en Tlaxcala. Se hace necesaria la sensibilización y capacitación sobre género y derechos humanos, pero sobre todo que las autoridades asuman la responsabilidad de cumplir ni más ni menos con lo que están obligadas por ley. Las simulaciones no derivarán en igualdad de género ni crearán oportunidades de desarrollo para las mujeres.

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