La historia, aseguró el investigador y académico Enrique Florescano, es la única disciplina del auto conocimiento, ya que permite averiguar lo que el hombre ha hecho, tanto de manera individual como grupal, por lo que se posiciona como una guía para adentrarse en la vida del ser social.
Al historiador, dijo durante una conferencia en Puebla, desde que elige esta vocación lo rodean varias condicionantes sociales, una de ellas impuesta por la “historia nacional” que “no ha dicho que detrás de los vencedores están los marginales y los derrotados”. Por ello, mencionó convencido, no hay una historia total, sino plural que es más representativa de las sociedades.
Como parte de la presentación del libro La función social de la historia, que ofreció en el marco de la ya culminada edición 30 de la Feria Nacional del Libro de la UAP, Enrique Florescano señaló que la historia, como disciplina, tiene varias funciones. La primera de ellas está relacionada con su discurso y con la forma en que éste ha sido un elemento primordial de la identidad, de la cohesión y del sentido colectivo de la sociedad.
Esa, precisó ante un vasto auditorio, es la más antigua de las funciones sociales de la disciplina, además de que sigue vigente. “El historiador es el especialista de la tribu que cuenta lo que todo el grupo necesita saber”, complementó.
Agregó que el cohesionar la identidad de la sociedad, permite entender quiénes somos, los orígenes del ser social y la forma en que se llegó a cierto punto. Es como un relato, continuó, que atrae a todos los entes y los transporta el centro, estableciendo una relación de parentesco con el pasado que da una noción de continuidad.
La historia, agregó el doctor Honoris Causa por la Universidad Veracruzana, es un encuentro con formas de vida distintas que lleva, con la práctica del oficio, a la comprensión de las acciones, las motivaciones, los seres humanos y los grupos no presentes, con los que incluso se llega a sentir comunión y amistad. En ese sentido, precisó que el historiador tiene que sentir una disposición para asombrarse y practicar la tolerancia, la humildad de corazón y la apertura de su mente.
Enrique Florescano expuso que otra de las funciones sociales de la disciplina es el registro que hace sobre una temporalidad, por lo que sobre algo desaparecido le da un halo de permanencia.
“La historia es el estudio del camino de las individualidades y sociedades en el tiempo. Registra el cambio instantáneo en lo individual y lo colectivo, lo mismo revoluciones que explosiones políticas. Es un método refinado para observar esos cambios, para vivir esa brevedad de la existencia”.
Añadió que una función más es la de abordar “lo irrepetible”, ya que precisamente el historiador le da ese valor de duradero y singular, pues las expresiones sociales se convierten en testimonios, en huellas que no envejecen y toman un nuevo valor. Expuso que otra más es el estudio que se hace sobre el pasado desde una historia contemporánea, ya que la historia no escapa a esa interrogación.
En suma, concluyó Florescano, el conocimiento histórico es una herramienta indispensable en el contexto actual que es global, que requiere de una conciencia ciudadana que interiorice sus derechos y deberes, que comprenda al mundo y actúe sobre él. “La historia es la más adecuada de las disciplinas para formar ciudadanos”, afirmó.