Viernes, marzo 29, 2024

Llama el poeta Josemil Garmendia a leer y conocer su antología “El Espejo de Emir”

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“Un buen lector debe exponerse al hallazgo de lo bueno”, señala el poeta y médico de profesión Josemil Garmendia al hablar sobre su libro El Espejo de Emir, en el que reúne su trabajo poético de varios años que lo mismo transita en el ambiente y el paisaje del Medio Oriente que en los poemas que, ya sea desde la métrica clásica o el verso libre, levantan la voz y hacen una protesta social.

Su obra, dice el autor oriundo de Sinaloa, viajante y ahora habitante de Puebla, tiene color y musicalidad, ya que su poesía está hecha para llamar a la sensualidad y no solo al intelecto del lector.

Durante una entrevista Garmendia precisa que este, su primer libro publicado bajo el sello de Benma, grupo editorial, será presentado el próximo domingo 26 de marzo a las 12 horas en el salón de seminarios del Complejo Cultural Universitario, en el marco de la edición 30 de la Feria Nacional del Libro de la UAP, con los comentarios de Alicia Rebolledo, Carlos Islas y Gladis Contreras.

Añade que El Espejo de Emir es una antología poética, con seis capítulos –algunos más robustos que otros– que en suma reúnen su amplio quehacer literario que refieren a “un trajo arduo acumulado durante bastante tiempo”.

Consideró que su primer material publicado es “inusual” ya que su obra había sido contenida durante un tiempo considerable dentro de un ambiente privado y personal, misma que ahora se hace pública y le exige un compromiso: el sacarlo a la luz, presentarlo y difundirlo. No obstante, expone el poeta, su compromiso con la difusión de esta antología no “significará un sacrificio ni dejar de invertir tiempo en la poesía”.

Este libro, ahonda Josemil Garmendia, ya desde el título incursiona en lo fantástico, en el mundo del arte oriental, del Medio Oriente, de la cultura árabe, del norte de África, de la España andaluza y la herencia existente en países de América latina como México o Perú.

Esta poesía, explica, parte de esta fantasía oriental que se desprendió de Persia y de Las mil y una noches, así como de su acercamiento con la pintura y el arte de aquella región, en el que se evidenciaron “la luna, las estrellas, la guitarra flamenca, las sedas” y particularmente el desierto, un elemento poético esencial en su obra, al que concibe como un espacio místico, propicio para la creación, que invita a la introspección debido a los intervalos de soledad.

Advierte que si bien esta ensoñación del colorido, los paisajes, las fiestas, la riqueza y el exotismo del mundo islámico está presente en su obra, no determina la totalidad de la antología poética El Espejo de Emir. Ello porque hay poemas que levantan la voz, que hablan sobre lo indígena, sobre lo social, sobre los problemas actuales.

Esa pluralidad de temas, apunta Garmendia, tiene que ver con su edad, con “la conciencia de finitud” que le hizo publicar esta extensa obra en donde hay diversidad temática, de estilo y de ritmo.

En suma, confía que el poeta debe hacer un esfuerzo para crear su obra, para rescatar a la belleza dado que “en este mundo en donde solamente importa la belleza material” es importante rescatarla. “La palabra es mi instrumento musical, en donde puedo tener más capacidad porque la voz es musical”, concluye.

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