Domingo por la noche. Durante la cena, una prima me enseña su teléfono celular y me pregunta que si la imagen del tweet que aparece es cierta. En ella se lee: “Mis condolencias para la familia de Carmen Aristegui quien esta mañana fue asesinada en un acto de cobardía”. El mensaje presuntamente había salido de la cuenta oficial de Joaquín López–Dóriga. Inmediatamente –quizá por impulso– contesto que es falso, que una noticia así habría circulado en los grupos de whatsapp con colegas tan pronto hubiera sucedido.
Para corroborar mi versión, rápidamente abrí twitter y no encontré nada. Falsa alarma. La noticia, diría el residente de la Casa Blanca –la de Washington, no la de Las Lomas– era “fake news”. Aunque estoy seguro que más de uno en la clase política, sí lo desearía. Incluso, este lunes por la mañana el propio periodista desmintió el tweet y denunció que era “parte de la ofensiva en mi contra y en su contra”.
Como parte de su audiencia desde hace casi una década cuando era estudiante de Comunicación, diría que Carmen está más viva que nunca. Tras su despido de Noticias MVS, hace casi dos años, Aristegui y compañía regresaron para emprender el reto de hacer periodismo en una de las plataformas más difíciles: internet.
Y digo difícil no porque ella y su equipo no tengan las capacidades para logarlo, sino difícil porque aún el periodismo digital no ha encontrado un modelo económico que le permita tener los ingresos que los medios tradicionales tienen (o tuvieron) y menos para hacer un programa de radio que requiere no solo la infraestructura tecnológica que soporte la audiencia que genera Carmen, sino porque también para las audiencias es un nuevo aprendizaje. El aprendizaje será mutuo.
Otra muestra de que Carmen está más viva que nunca es la portada de la edición de este mes de la revista Vanity Fair. Sí, la misma que hace unos meses tuvo a Angélica Rivera en el mismo espacio. Maquillada, sonriente, con un traje azul marino –diferente al tono de azul que usualmente utiliza– y su pose casi tradicional atrae las miradas en los puestos de revistas. La frase gancho: “Tengo más vidas que un gato. He gastado unas cuatro o cinco, espero tener más de siete” es un mensaje directo a aquellos que a lo largo de estos años la han censurado. Una faceta poco común de la periodista, pero que sin duda le ayudará a la conquista de otros segmentos, como me dijera un colega.
A unos días de que se cumplan dos años del golpe de censura en MVS, de las demandas en su contra y de los robos recientes, Aristegui sigue dando la “batalla por nuestras libertades”. Carmen está de vuelta, más viva que nunca.