Con la visita de Andres Manuel López Obrador el fin de semana pasado, la efervescencia electoral rumbo a 2018 se acentuó en Tlaxcala y al paso de los meses próximos se intensificará.
Las más recientes sumas al proyecto del político tabasqueño solo son el principio de muchas otras que se registrarán previamente y en el transcurso del proceso comicial federal que ya está a la vuelta de la esquina.
En los pasillos de organismos políticos, sobre todo de izquierda, ya se barajan nombres de “distinguidos personajes” que le apostarán a AMLO, entre ellos varios que tras el fracaso de la oposición al tricolor en las elecciones locales de 2016, quedaron en la orfandad y en la incertidumbre.
Tampoco será extraño que en días sucesivos, políticos con ideología totalmente adversa a la del fundador y líder del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), desfilen a su lado y le alcen la mano en señal de triunfo.
De pronto, Andrés Manuel López Obrador se convirtió en la “esperanza de sacar a México de la crisis”, no solo económica sino de violencia. Así lo vociferan varios a partir de las protestas ciudadanas que los gasolinazos aplicados por el gobierno del priista Enrique Peña Nieto han desatado desde el 1 de enero pasado.
Aunque en el fondo para muchos esta es la oportunidad de afianzarse en Morena y la posibilidad de aprovechar su último aire en la vida política. Sería demasiado que lograran acaparar los espacios principales, pero no imposible.
Mientras tanto, el partido de Andrés Manuel López Obrador en Tlaxcala se sigue engrosando con ex priistas como las senadoras Martha Palafox Gutiérrez y Lorena Cuéllar Cisneros, así como el ex gobernador José Antonio Álvarez Lima.
Además por innumerables políticos chapulines (como Daniel Herrera Murga y Víctor Cánovas) de trayectoria no bien vista, que poco aportarán a una futura candidatura, que por sí sola ha salido victoriosa en tierras tlaxcaltecas en comicios federales anteriores para la renovación de la Presidencia de México.