Martes, marzo 19, 2024

Jacqueline y Sergio unen su amistad en el baile

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“El carnaval es lo más representativo de Tlaxcala. Las máscaras, los gritos y la alegría es lo más representativo de esta fiesta y debemos preservarla para las futuras generaciones”, aseguran Jacqueline Tapia y Sergio Ramírez, dos jóvenes que integran una pareja de danzantes de la camada juvenil de San Esteban Tizatlán.


Ambos están presentes en el acto de presentación del programa de actividades del Carnaval Tlaxcala 2017 que se desarrollará del 23 al 28 de febrero en el estado. Jacqueline porta una falda de terciopelo en color negro, una blusa color blanco bordada de chaquira y un tocado color negro. Sergio luce un traje con pantalón color negro, una chaqueta en tonos multicolores y un penacho con plumas variopintas.

En plática con La Jornada de Oriente expresan con mucho orgullo que forman parte de la camada juvenil de San esteban Tizatlán, cuya vestimenta –observan– es similar a la que visten las cuadrillas del municipio de Yauhquemehcan en las prendas y en el penacho con plumas.

Hace dos años se incorporaron a la camada con el objetivo de contribuir a preservar las tradiciones del carnaval de Tlaxcala, “mostrar a las demás personas lo bonito de esta festividad de Tizatlán y del estado”.

Jaquelín tiene 24 años de edad y Sergio 21 años.

Mencionan que hasta esta semana ya se habían integrado 26 parejas a la camada de su comunidad para participar en el carnaval, pero en los próximos días el número aumentará a 30 o 36 por el interés que despierta entre la población el formar parte de la cuadrilla que danzará durante una semana en esta comunidad del municipio de Tlaxcala.

Sergio menciona que estudia la carrera de Historia en la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UAT), mientras que Jacqueline es nutrióloga.

“Nos damos nuestros tiempos para participar en la camada, nos organizamos, los ensayos son los fines de semana y ya tenemos apartados los fines de semana para ir a los ensayos”, menciona Jacqueline.

Por su lado, Sergio dice que entre semana asiste a la escuela, el sábado lo dedica a estar con la familia y el domingo ensaya el carnaval. En total serán cuatro ensayos antes del inicio de la festividad.

Sobre su indumentaria, Sergio mencionó que el gasto que realiza cada danzante está en función del número de plumas que lleve el penacho.


“El precio de las plumas varía de 180 a 250 pesos, la pluma de faisán vale 100 pesos la  más pequeña y las más largas de 200 y 250 pesos; la máscara cuesta alrededor de 3 mil pesos y el precio de la vestimenta es menor porque los integrantes de la familia nos ayudan a la confección y al bordado del traje”, dice Sergio, quien en resumen considera que el traje tiene un valor de 15 mil a 20 mil pesos, “por las plumas, depende el número que uno le quiera poner”.

En el caso de Jacqueline, el traje cuesta entre mil 500 y mil 800 pesos, “es más económico que el de los hombres porque el de ellos lleva una máscara y el penacho con plumas, además de que el trabajo de bordado es más elaborado.

–¿Qué representa el carnaval para ustedes?


–El carnaval representa a mi estado, es lo más representativo que tenemos en Tlaxcala. Hemos visitado otros estados y el carnaval nos identifica como Tlaxcala. Las máscaras, los gritos, la alegría, para mí eso significa el carnaval  y hay que seguir preservando esta cultura para las futuras generaciones, que no se pierda, que se vaya arraigando más en las costumbres del estado.

Para Sergio, el carnaval representa muchísima cultura, muchísima tradición, es la esencia que representa a Tlaxcala, por eso hay que conservarlo y demostrar que Tlaxcala no solo es un estado pequeño, sino que tiene cultura y alegría que se muestra a través de diversas maneras. Las nuevas generaciones tienen que conocer esta tradición apegada a los orígenes de Tlaxcala y no pasarlos por alto, hay que darlo a conocer en el estado y fuera del estado.

Sergio invitó a Jacqueline a participar en la camada, pues son amigos. Por lo general, los danzantes hombres invitan a una amiga para salir en la cuadrilla, aunque –entre risas– comentan que sí hay parejas sentimentales en el grupo y si no, llegan a encontrar una, “pero nosotros solo somos amigos”.

Es de mencionar que resulta difícil determinar la génesis de la fiesta de carnaval que precede a la cuaresma, pues en ella convergen elementos paganos de la antigüedad griega y romana –identificados con las fiestas dionisiacas, Kalendas, Saturnales y Lupercales en la que salían comparsas de hombres enmascarados que organizaban a representaciones mímicas– a  las que se agregan otro de provenientes del cristianismo y su calendario litúrgico, además de vincularse a los ciclos agrícolas.

El carnaval surge en un contexto de la alianza hispano–mexicana, se trata etimológicamente de la fiesta de la carne y tiene su origen en los siglos XVII y XVIII por la multiplicación de las haciendas en Tlaxcala, cuyos dueños de origen español sentían nostalgia y añoranza por los lujos que llevaban en Europa y querían reproducirlos con grandes fiestas, música y comidas, pero impedían el acceso a los peones y a los indios, recordó.

Ante ello, los indios a manera de respuesta organizaban sus propias fiestas satirizando la música, la forma de vestir, de hablar y el modo de vida de esos señores, hacían una reproducción tragicómica del refinamiento europeo en las plazas y centros de reunión de las poblaciones.

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