En tres años podrían reflejarse cambios positivos en los resultados de la prueba PISA (siglas del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes), y verificar si es que el Modelo educativo nacional que aplicará el gobierno federal tiene o no sus primeros frutos, estimaron los catedráticos de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), Mónica Monroy Kuhn y Martín López Calva.
Luego de los resultados de hace un mes -de diciembre de 2016-, correspondientes a la aplicación de la prueba PISA de 2015, que ubicaron a México en el último lugar de los países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), los especialistas indicaron que será hasta 2020 cuando se podrá registrar una pequeña mejora en dicha evaluación internacional.
Durante una rueda de prensa, la directora académica de la Maestría en Educación Matemática, Mónica Monroy, expuso que los resultados de PISA en 2016 reflejan el estado crítico no solo de la educación, sino del capital cultural del país.
Explicó que aplicada en México desde el año 2000 para medir las habilidades de lenguaje, matemáticas y ciencias, la prueba PISA de 2015 tuvo características particulares, como lo fueron el uso de la computadora como herramienta de evaluación y el uso de simuladores en el área de ciencia.
En ese sentido, Monroy Kuhn consideró que esos dos aspectos fueron limitantes para los estudiantes que aplicaron la prueba.
Agregó que si bien los resultados 2016 de la prueba PISA causaron desánimo, es necesario tener precaución con su interpretación.
Hay que tener en cuenta el contexto internacional en que se aplica la prueba -con los 35 países mejor posicionados económicamente-; hay que saber que PISA no mide los planes y programas sino habilidades y que hay limitaciones por el tipo de prueba estandarizada que no es sensible a lo que ocurre en cada país, sostuvo la académica UPAEP.
Al respecto, el decano de Posgrados de Artes y Humanidades, Martín López Calva, consideró que el cuidado de la calidad debe ser una tarea permanente, siendo la formación docente una parte importante de dicha labor.
Opinó que el Modelo educativo nacional que pondrá en marcha el gobierno mexicano debe ser un sistema menos centralizado con contenidos regionales y papeles autónomos.
El Modelo educativo -dijo López Calva- es una gran oportunidad ya que es la primera vez que se genera un documento que va más allá de lo dicho en el tercer Artículo constitucional.
Es -prosiguió- un pronunciamiento de cómo es la educación que se requiere y por tanto del modelo de país que se necesita; es una brújula, una orientación, que sí podría resolver uno de los problemas del país: la educación.