El subsecretario de la Sedatu Juan Carlos Lastiri Quirós, ha tenido un mal cierre de año, ya que no solamente forma parte del descrédito de gobierno federal cuya política social no impacta positivamente a nadie, sino además se está quedando solo en su proyecto –de largo plazo– de ser candidato del PRI a la gubernatura de Puebla, ya que en lugar de sumar la mayoría de los líderes del tricolor se están alejando de él por considerarlo alguien poco leal.
Aunque Lastiri quiere aparentar que no le afectan las críticas de los líderes priistas poblanos, que han cuestionado ante el Comité Ejecutivo Nacional priista su campaña de promoción personal en todo el estado, lo cierto es que se está quedando solo y las mediciones lo ubican como un aspirante con una nula presencia en la opinión pública y en las bases del PRI.
El rompimiento más importante es el que ha protagonizado con la senadora y ex candidata del PRI a la gubernatura Blanca Alcalá Ruiz.
Entre ambos ha surgido una fractura, luego de que hace poco más de un año ambos mostraban una relación de cordialidad y colaboración, luego de que la ex edil de la capital en varias ocasiones se dejó ver con el subsecretario de Sedatu en Zacatlán, el terruño de Lastiri Quirós.
Se dice que en una discusión ocurrida en las oficinas del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Alcalá le habría reclamado a Lastiri su ausencia en la pasada campaña electoral y que significó la segunda derrota consecutiva del tricolor en la lucha por la titularidad del Poder Ejecutivo.
Mientras que Lastiri se quiso justificar diciendo que la campaña de Alcalá nunca tuvo estructura y estrategia, por lo cual el resultado fue catastrófico.
Al final, cuentan algunos priistas, la reunión habría terminado con la advertencia de Blanca Alcalá de que ella no apoya a Lastiri en sus planes de largo plazo de irse preparando para convertirse en el candidato del PRI de cara a la sucesión del año 2018.
Sea cierto o no ese rompimiento entre Alcalá y Lastiri, la mayoría de los líderes priistas se quejan de lo mismo: el subsecretario de la Sedatu al arribar al gobierno federal hizo muchos compromisos de alianzas y apoyos para grupos del PRI, y al final a nadie le cumplió.
Algunos opinan que esa actitud se debe a que le tiene mucho miedo al gobernador Rafael Moreno Valle Rosas, como consecuencia de que el gobierno del estado tiene archivado todas las anomalías cometidas cuando Lastiri estuvo al frente de la Secretaría de Desarrollo Social en el sexenio de Mario Marín.
Por esa razón siempre busca estar ausente de cualquier actitud crítica frente a la administración morenovallista.
Otros dicen que el problema del político originario de Zacatlán es que se ensoberbeció al llegar al gobierno federal, por lo que nunca pone atención y seriedad a lo que pasa en Puebla.
Y nunca cumple sus compromisos porque siempre supone que si alguien la va bien en el PRI poblano, bajan sus posibilidades de ser candidato a la gubernatura dentro de un par de años.
Es decir le apuesta a ser el político que levante el PRI de las ruinas. El problema es que no se le ve que tengan la fuerza y la visión para lograrlo.
Más allá de lo que se especule en torno a su relación con el priismo local, se dice que la reciente campaña de autopromoción que inició Lastiri fue resultado de que en varias encuestas su nombre aparece como desconocido para la mayor parte de la opinión pública.
Esa condición lo ubica con nulas posibilidades de escalar en los índices de popularidad en los próximos 14 meses.
También se comenta que en su equipo político se tomó la decisión de que si en cuatro meses no mejora su presencia en la opinión pública, se va a retirar de la contienda por la candidatura ¿Será cierto?