Viernes, abril 19, 2024

Lucrar con el luto

Destacamos

Más que la fatalidad, fueron la negligencia y un criminal afán de lucro –la aerolínea boliviana LaMia utilizó un avión de 66 años de edad, sin el combustible necesario para cubrir los 3 mil kilómetros entre Santa Cruz y Medellín– las causas del accidente en que perecieron casi todos los integrantes del modesto conjunto brasileño Chapecoense, que volaba para enfrentar al colombiano Atlético Nacional en la final de la Copa Sudamericana 2016, luego de eliminar a varios favoritos. Bajo la consternación consiguiente, Los dirigentes del cuadro albiverde de Medellín han propuesto que el trofeo se entregue póstumamente al infortunado club del sur de Brasil, pero la Conmebol –dueña del evento– no parece estar de acuerdo con semejante pretensión.

Nerviosos, los patrones del futbol sudamericano le salieron al paso al humanitario propósito aduciendo, primero, que su principal preocupación es “acompañar a los familiares de las víctimas” y por lo tanto no están para discutir lo deportivo en medio del luto que aflige al futbol subcontinental. Dicho esto por Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol ante la emergencia que les ha costado cárcel por corrupción a la plana mayor de la dirigencia anterior. Mas, al poco rato, el vicepresidente de la Federación Colombiana de Futbol, Juan Perdomo, aclaraba las verdaderas razonas por las cuales la final entre Atlético Nacional y Chapecoense de ninguna manera podría cancelarse: imposible dejar de cumplir los contratos con la televisión y los patrocinadores que exigen jugar esa final a doble visita. Para el efecto, la federación brasileña ha ordenado a sus clubes que cedan jugadores gratuitamente al devastado equipo de Chapecó a fin de que el plantel perdido se reconstruya a toda prisa; y la Conmebol ha fijado el próximo febrero para reponer entonces los dos encuentros que el mortal percance aéreo suspendió.

Un rasgo de avaricia extrema solamente comparable al que llevó a la UEFA a forzar la celebración de la final por la Copa de Europa de 1985, luego de la ominosa matanza de tiffosi italianos por hoolingans ingleses en las tribunas del Heysel de Bruselas. Con el agregado de una atroz compensación: el único gol del malhadado encuentro, marcado por Michel Platini en la meta del Liverpool, se originó en un penal inventado por el árbitro.

Otros eventos luctuosos

Tratándose del más universal de los deportes, el futbol ha sido, a lo largo del tiempo, la víctima principal de percances aéreos que diezmaron equipos, algunos de ellos especialmente relevantes. Los dos casos más célebres fueron sin duda el que acabó con el gran Torino de los años 40 en la colina italiana de Superga (1949) y el del Manchester United de Matt Busby en Múnich, nueve años después (1958). También quedaron devastados por accidentes aéreos planteles de quizá menos renombre pero no menos triste recordación, como el boliviano The Strongers (1969), el Alianza de Lima (1987) o la Selección de Zambia (1993). De éste último se salvó Kalusha Bwalya, que jugaba en el América y se trasladaría por otra vía al encuentro entre su selección y la de Senegal, eliminatorio para el mundial de EU 94.

Los recuentos de prensa de estos días incluyen otros casos menos sonados, como el que afectó a varios integrantes del equipo olímpico de Dinamarca (1960), al cuadro completo del Phaktakor Tashkent, club uzbeko que participaba en el torneo nacional de la URSS (1979), y a un combinado de jugadores originarios de Surinam que jugaban en equipos holandeses, organizados para dar varios partidos de exhibición en su tierra y que formaban parte de los 176 pasajeros de un vuelo de Surinam Airways que se estrelló en las inmediaciones del aeropuerto de destino, en Paramaribo (1989).

Lo dicho, el volumen de la intensa actividad futbolística mundial está sin duda detrás de esta abultada mortandad a través de la historia, pero ni la codicia y descuido de las aerolíneas tiene justificación, ni menos aún la tiene la de los centaveros organismos que explotan a tope el gusto de las multitudes por el balompié, al que sólo ven como fuente de multimillonarios ingresos.

¡Rosberg se retira!

La bomba la tenía reservada el actual campeón del mundo para la gala efectuada el viernes en Viena, donde se premiaba lo mejor de la Fórmula 1 en 2016. El hijo de Keke Rosberg es el primer monarca en ejercicio que, desde Alain Prost en 1993, anuncia su retirada de las pistas estando en posesión del título máximo de la categoría reina, “un mundo de muchos egos sueltos, unos contra otros”, según declaró. Entre el esfuerzo descomunal para vencer, por fin, a Lewis Hamilton, su coequipero de la Mercedes, y la enorme suma de sacrificios que esa lucha le representó, el piloto germano ha terminado por elegir la postergada atención a su familia y el complicado rescate de la antigua amistad que desde niño lo unía a Hamilton, comprometida sin tregua durante sus tres años en la misma escudería. Puede que este último propósito no se logre por completo, pero la reflexión moral detrás del paso dado dice mucho de la calidad humana del todavía campeón, que sin duda sabrá seguirlo siendo fuera de las pistas.

Galardón al GP de México

Entre los reconocimientos otorgados por la FIA en el acto de premiación de Viena está el que, por segunda vez consecutiva, acredita a la organización del GP de México como la mejor, entre las 16 del año. Sin duda, contribuyó a ello la calidez y el entusiasmo proverbiales de los aficionados reunidos en el autódromo Hermanos Rodríguez los días 30 de octubre y 1 y 2 de noviembre últimos. Por cierto, el nuestro será el único país que en 2017 tendrá una fecha en las cuatro categorías que ampara la FIA: la F–1, FE (eléctricos), WEC (resistencia) y WRC (rallies).

Madrid, el menos malo

Durante los últimos años, cualquier encuentro entre los dos máximos representantivos del balompié español se consideró un suceso de resonancia mundial, seguido con especial atención desde todos los puntos del orbe. Esto ocurrió nuevamente el sábado último, pero la conclusión, una vez terminado el partido del Camp Nou, fue de generalizada decepción, acompañada de la seguridad de que ninguno de los dos es ya lo que hasta hace poco era. Fue un choque árido, huérfano de creatividad, entre dos conjuntos amarrados y sin convicción. Y aunque el gol de cabeza de Sergio Ramos a servicio de Modric en los minutos de descuento, igualando el que había anotado Luis Suárez a los 53’, afianza al Madrid en el liderato de la liga –seis puntos por arriba de los azulgranas, que han perdido nueve en casa durante el torneo–, la opinión generalizada es que ni el Real Madrid de Zidane –pese a su invicto de 33 encuentros– ni el Barcelona de Luis Enrique, tienen que ver con las maravillas que bordaba en el campo el Barsa de Guardiola, ni con el refinado futbol por el que el exigente público del Bernabéu sigue clamando en vano. Eso por no hablar del Atlético de Simeone, que anda de capa caída. O por las pretensiones de grandeza del Sevilla de Sampaoli, que sucumbió el mismo sábado ante el colero Granada (2–1, con destacada actuación de Memo Ochoa).

La liguilla del 10/8

Partidos cerrados y a ratos emocionantes –que es distinto que bien jugados– y previsible triunfo de Tigres sobre el León, con Ferretti aferrado al catenaccio lo mismo fuera de casa –el solitario gol de Gignac pareció darle la razón–, que en el Volcán, donde los de Guanajuato pasearon de más el balón y acabaron sacrificados por el arbitraje (Gignac marcó en fuera de juego, y Ramos Palazuelos dejó en amarilla una roja flagrante a Pizarro en el primer tiempo). Total, 3–1 global para los norteños, entre justas protestas del derrotado.

En cuanto a la otra semifinal, estamos ante un verdadero acertijo: resulta que el América debe viajar a Japón para jugar el domingo 11 contra el Joanbuk Hyundai coreano, buscando calificarse a la semifinal del mundialito de clubes, donde le estaría esperando nada menos que el Real Madrid. Ante el galimatías calendárico en que se han entrampado, las dirigencias de nuestra Primera División “profesional” ofrecen dos alternativas, ninguna medianamente seria: 1) si el América llegara a perder la semifinal de ayer ante el novato cuadro visitante –luego del 1–1 del jueves en Aguascalientes–, la final Tigres–Necaxa se celebraría en las fechas acordadas, y las Águilas podrían volar tranquilamente a Japón; 2) Pero si, obedeciendo a la lógica, los de Coapa eliminan a los hidrorrayos, los genios de nuestra Primera División han decidido postergar la final la final TigresAmérica para el 22 y el 25 de diciembre, con los azulcremas recién desempacados del país del sol naciente. Así que sería un gran alivio para todos la “sorpresa” de un Necaxa finalista, ahora que la justicia jalisciense anda de nuevo tras los pasos de La Volpe.

Como quien dice, otro grotesco papelón a cargo de los dueños y señores del futbol azteca, su malinchismo proverbial y sus desvergonzados pactos de gavilleros.

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