Aunque se aparente que el gobierno del estado está al margen de los procesos de elección de los próximos secretarios generales de la secciones 23 y 51 del SNTE, lo cierto es que hay una abierta y descarada estrategia apoyada por la SEP mediante el otorgamiento de nuevas plazas, de cambio de claves laborales y hasta la entrega de dinero en efectivo –esto último a cargo del sindicato—para beneficiar a un grupo de cinco aspirantes, quienes se perfilan como los consentidos de los dirigentes salientes y que tienen como principal característica que: son cercanos a los intereses del gobernador Rafael Moreno Valle Rosas.
Un ejemplo de lo anterior es que 21 integrantes del actual Comité Ejecutivo Seccional del SNTE 23 acaban de cambiar de claves laborales, lo que les permite tener mejores plazas de docentes y aumentar sus ingresos económicos, sin pasar por los procesos normales de ascenso.
Se sabe que a la mayoría de los miembros de la dirigencia saliente les habrían dado 100 mil pesos en efectivo y las plazas y claves laborales que necesiten, a cambio de que se sumen a la planilla de unidad que está promoviendo el líder saliente del SNTE 23, Emilio Salgado Néstor.
Tal situación ya empezó a generar un forcejeo entre el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del SNTE y el bloque formado por el los secretarios salientes y el gobierno del estado, ya que los segundos están buscando formar planillas de unidad para controlar la designación de los nuevos dirigentes, mientras que el CEN está buscando ser el que dirija los procesos electorales, sin la intervención de la administración morenovallista.
El problema de fondo es que, como pocas veces, la percepción del grueso de los maestros es que el SNTE en el presente sexenio bajó totalmente la guardia frente al gobierno del estado, lo que aumentó los malos tratos de la SEP hacia los docentes y la falta de defensa de los derechos laborales.
Por esa razón en el CEN del SNTE se tiene claridad de que es necesario garantizar que los nuevos secretarios generales sean personajes ajenos a los grupos de Jorge Luis Barrera de la Rosa y Emilio Salgado Néstor, los líderes de las secciones 51 y 23, respectivamente, que deberán entregar sus cargos el próximo 15 de diciembre.
Sin embargo, esa visión no la tienen ni Barrera ni Salgado, ni el gobierno del estado, que están repartiendo todo tipo de prebendas para que en los congresos seccionales se acepten planillas de unidad, promovidas por quienes dejan el poder, y de esa manera se garantice que el SNTE siga siendo servil a los intereses de Rafael Moreno Valle Rosas.
Los aspirantes oficiales
En la sección 23, Emilio Salgado tiene a tres aspirantes, como una manera de aumentar las posibilidades de que en su lugar quede un maestro que sea parte de su grupo político.
El principal favorito es Alejandro Ariza Alonso, quien es el coordinador de Promociones Económicas y se dice que se le está impulsando porque ha prometido que no habrá –en caso de que gane– una revisión del manejo financiero que ha tenido la actual dirigencia.
José Trinidad Padilla Mora, quien es el coordinador del Colegiado de Negociación, es la segunda carta de Emilio Salgado y también sería garantía de que no hurgue el uso que se dio al dinero sindical. La tercera opción es José Luis González Morales, quien es coordinador de la cartera de Primarias y es el candidato más débil del bloque oficialista.
Frente al grupo de Emilio Salgado se encuentran dos aspirantes fuertes: Eliuth Arturo Bravo González, quien es el tesorero de la sección 23 y su fuerza radica en que es apoyado por Eric Lara, el anterior secretario general, quien fue artífice en 2010 del triunfo electoral de Rafael Moreno Valle Rosas y actualmente mantiene un importante alejamiento del gobernador de Puebla, luego de que se incorporó al CEN del SNTE.
Otro profesor con posibilidades es Ramón Ponciano Burgueño Gambia, quien es el responsable de la Contraloría del SNTE 23 y no ha compartido la manera en que la actual dirigencia se ha separado de la defensa de los derechos laborales de las bases magisteriales.
Donde el panorama es muy gris es en la sección 51, ya que ahí los dos principales aspirantes tienen una negro pasado.
Se sabe que el principal interés del gobierno del estado es que la próxima secretaria general sea Dinorah García Hernández, quien es la secretaria de Créditos. Esta maestra es apoyada por los ex secretarios generales Cirilo Salas Hernández y Gustavo Espinosa. Sin embargo se sabe, por razones no claras, que es la candidata de la SEP.
De los cinco aspirantes apoyados por el morenovallismo para conquistar las dirigencias de las secciones 23 y 51, la que tiene los peores antecedentes es Dinorah García, no solo por su fama de ser autoritaria y violenta, sino porque es un secreto a voces que en el sexenio pasado habría estado al frente de una importante red de venta de plazas.
El otro aspirante oficial es Juan Díaz de León Rivera, el encargado de la Secretaría de Finanzas y quien es respaldado por el ex secretario general Guillermo Aréchiga Santamaría.
Apenas hace unos días se destapó el escándalo de que Juan Díaz de León Rivera, sin tener los méritos y haber presentado el examen de oposición, lo ascendieron a supervisor de bachilleratos digitales. Esa situación fue posible debido a la ola de beeficios que están saliendo desde la SEP para intervenir en el proceso sucesorio del sindicato.
Fuera del grupo de profesores morenovallistas, había un candidato fuerte que era Salvador Torres Castillo, quien es parte del Colegiado de Negociación Salarial. El problema que enfrenta es que se le responsabiliza de haber perdido el proceso de recategorización de cientos de maestros y eso generó un fuerte malestar en su contra. Se dice que por ese yerro ser perdió un monto global de unos 80 millones de pesos anuales de mejoras salariales en provecho de muchos docentes.
Si realmente se consulta a las bases, un profesor que llegaría con mucha fuerza al proceso de renovación sindical es Virgilio Rodríguez, el director del Centro Escolar Manuel Espinosa Iglesia. Este profesor es muy bien visto en las bases porque ha sido el promotor de que los dirigentes sindicales del magisterio deben ser electos por el voto universal, directo y secreto de los trabajadores de la educación.