Desde hace tres semanas se ha desplegado en varios municipios del estado, principalmente en la zona metropolitana de la capital y la Sierra Norte, una serie de encuestas que tienen el propósito de medir la aceptación o rechazo de Martha Erika Alonso como posible candidata a la gubernatura de Puebla, y al mismo tiempo confrontar su figura con la de otros seis posibles rivales por la postulación, entre los que se encentran tres panistas, un perredista, un priista y un hibrido, es decir alguien sin definición, que lo mismo se ubica en el PRI, el PAN y la influencia política de su familia.
Tales sondeos ponen de manifiesto que en el círculo del gobernador Rafael Moreno Valle Rosas no está descartado que la esposa del mandatario en 2018 busque la titularidad del Ejecutivo, como parte de la continuidad del morenovallismo que intentará gobernar Puebla por lo menos dos décadas.
Por eso se está buscando establecer si la opinión pública acepta o rechaza la idea de que la esposa del mandatario en turno pudiera ser candidata en un par de años. Se quiere saber si en Puebla existe el nivel de repudio que en otros estados –como en Tlaxcala hace 11 años– se ha expresado contra la idea de que la cónyuge de un gobernador herede el poder que deja su marido.
Dentro del morenovallismo se tienen dos versiones sobre el tema: algunos integrantes del grupo sostienen que el proyecto de que Martha Erika Alonso sea candidata solamente ha sido “una cortina de humo”, creada por Rafael Moreno Valle Rosas, para evitar que desde ahora se desboque la lucha entre los aspirantes a la postulación del PAN y eso provoque una crisis política.
Y otros aseguran que si los sondeos antes mencionados resultan positivos –a favor de una posible nominación de la señora Alonso de Moreno Valle– entonces desde principios de 2017 se empezará a apuntalar su imagen en el electorado, y un primer paso será otorgarle la presidencia estatal del PAN. Es un secreto a voces que ella es quien manda en ese partido, pero para que tenga una mejor proyección, ya se le daría el cargo de mayor rango en dicha fuerza política.
Los siete aspirantes
Las encuestas antes mencionadas están diseñadas de la siguiente manera:
Primero se interroga a los entrevistados cuáles son los servicios públicos con mayores carencias o deficiencias en los lugares en donde habitan. Posterior se pide una valoración de tres gobiernos en turno: el del presidente Enrique Peña Nieto, del mandatario estatal Rafael Moreno Valle Rosas y del edil de la capital, Luis Banck Serrato.
A continuación se entra al tema de los aspirantes. Primeramente se pregunta sobre Martha Erika Alonso, si es conocida, si saben que podría ser candidata a la gubernatura y si les agrada la idea de que la esposa de Moreno Valle aspire a contender por ser la cabeza del Poder Ejecutivo.
Luego se pregunta con el siguiente orden: por la popularidad o el rechazo del senador Javier Lozano Alarcón, el presidente del Congreso Jorge Aguilar Chedraui, y el líder de los panistas tradicionales del estado y ex edil de la capital, Eduardo Rivera Pérez.
Más adelante se interroga sobre la presencia y opinión del líder de los senadores del PRD, Luis Miguel Barbosa Huerta, quien al ser incluido en la encuesta significa que se le ve como un político con un importante potencial para crecer en el electorado del estado. Sobre todo cuando el legislador ha deslizado la idea de que podría buscar ser aspirante ciudadano o de una alianza de partidos, es decir no solo ser postulado por el instituto del sol azteca.
Posterior a Luis Miguel Barbosa se pregunta por la aceptación de Juan Pablo Piña Kurczyn, quien es diputado federal por Teziutlán. Llama la atención que no se le pone en el grupo de los panistas, dado que este político que es hijo del ex gobernador Mariano Piña Olaya y se mueve en medio de grupos del PRI, del PAN y de políticos que fueron cercanos a su padre.
El único priista incluido es el actual delegado del IMSS, Enrique Doger Guerrero, quien ya fue alcalde de Puebla y estaría buscando por tercera vez ser candidato a gobernador en el año 2018.
En dichos sondeos se han dejado fuera varios nombres importantes. Entre ellos el de José Juan Espinosa Torres, el alcalde de San Pedro Cholula, y al diputado federal Rodrigo Abdala Dartigues, quienes son los aspirantes de Morena. Tal vez se les excluyó por la propensión de este partido de presentar malos candidatos a nivel local.
También se dejó fuera a los priistas Juan Carlos Lastiri Quirós, quien es subsecretario de Sadatu; a Blanca Alcalá Ruiz, la candidata perdedora de la última contienda; y a Alejandro Armenta, quien es diputado por Tepeaca, como una manera de reconocer que ninguno de los tres tiene fuerza para ser candidato en el año 2018.
Queda claro que los resultados de esas encuestas serán de consumo interno del morenovallismo y difícilmente se conocerá públicamente su resultado.
Sin embargo, queda una duda al aire: ¿Si Martha Erika Alonso sale mal calificada se optará por retirarla de las aspiraciones a ser candidata en el año 2018 o la van a imponer sin importar que se vaya en contra de la opinión ciudadana?