Cada uno de los ponentes que presentaron sus trabajos durante el Segundo Foro del Agua, planteó a su manera, la necesidad de llevar a cabo acciones para mitigar o revertir los daños que ha sufrido en acuífero de Tecamachalco, con 29 municipios incluidos en él, en cuanto a la disponibilidad de agua y a la contaminación que se acentúa con el paso del tiempo sin que nadie parezca frenarla. Las ponencias de los funcionarios de las dependencias federales –los de las estatales no se presentaron– informaron de las acciones realizadas, mientras los académicos de varias universidades del país señalaron graves problemas en este que es el más sobreexplotado cuerpo de agua subterránea del estado de Puebla y uno de los primeros del país.
En el segundo y último día del Foro, la doctora Noemí Bonilla, del Instituto de Ciencias de la UAP, presentó un estudio de contaminantes en los canales de la presa Manuel Ávila Camacho y el distrito de riego 30 llamado Valsequillo, así como en suelos que reciben la aportación del líquido. Sus conclusiones, para un periodo que va de 2010 a 2012, son que “se encontraron concentraciones de grasas y aceites que rebasaron el límite máximo permisible en todas las estaciones (11) y altas concentraciones de DBO5 (contaminantes orgánicos) , para la mayoría de ellas.”
En un segundo punto de conclusiones advierte que “la calidad de agua de los ríos Atoyac y Alseseca se encuentra muy deteriorada y es necesario realizar estudios en suelos y plantas de la zona de estudio para evaluar el efecto ambiental que ha ocasionado el uso del agua del canal principal”.
Y su estudio finaliza diciendo que debe exigirse a las industrias “que cumplan con los límites máximos permisibles” para evitar mayor deterioro de la calidad del agua. Igualmente, en sus análisis de suelos encontró datos de salinidad que según su opinión, deben ser observados constantemente.
Del Colegio de Posgraduados (Colpos) Puebla, el doctor Luis Alberto Villareal presentó un exhaustivo análisis de la problemática del acuífero, proporcionando datos de mucha relevancia a la concurrencia. Sobre la base de la información de que 84 por ciento del agua en la región se emplea en la producción agropecuaria, expuso que casi la mitad de ella se ocupa en el cultivo de maíz. En total, el valor de la producción agrícola producida en los municipios correspondientes a este acuífero actualmente gira alrededor de los mil 900 millones de pesos.
Presentó con información detallada que la disponibilidad de agua en este cuerpo hídrico es nula, mientras la demanda sigue creciendo constantemente. Las proyecciones hechas por el especialista del Colpos establecen una situación dramática al respecto, y ofreció igualmente alternativas para revertir esta tendencia.
Hubo dos presentaciones de proyectos concretos para corregir el problema. La de Isaac Villegas, de la escuela de Agrohidráulica de la UAP, que habló de la recuperación del concepto de jagüeyes para retener agua, con el fin de utilizarla directamente y contribuir a la recarga del acuífero.
La segunda y última ponencia, corrió a cargo del ingeniero Vicente Nolasco, del Centro Universitario para la Prevención de Desastres Regionales (Cupreder). En ella, luego de una contextualización del problema, Nolasco dio a conocer que dentro del llamado proyecto Apantli que el Cupreder impulsa, se llevó a cabo una obra de captación de agua proveniente de la serranía conocida como El Monumento, en la posta de animales de la Facultad de Veterinaria, allí mismo en Tecamachalco. Explicó que se trata de un proyecto experimental que intenta contribuir a la solución directa del problema tratado y ser un modelo para la región.
A nombre del Cupreder, Nolasco propuso que es necesario coordinar esfuerzos de las instituciones educativas y gubernamentales para conocer a ciencia cierta qué está ocurriendo en este acuífero, buscar las mejores soluciones y llevarlas a la práctica.