Los análisis clínicos son exámenes que permiten valorar el comportamiento de ciertos elementos en un organismo y así, completar el estudio de una persona enferma.
No constituyen un método moderno de valoración. Desde la antigüedad han servido, en una forma rudimentaria, para establecer una ayuda en el diagnóstico y tratamiento de algunas enfermedades. Características físicas como el color, olor, densidad, consistencia, viscosidad o apariencia de nuestras secreciones han servido para orientar al médico.
En el pasado se circunscribían a nuestras heces, orina, mucosidades, fluidos o saliva; pero en la actualidad su número se ha incrementado tanto, que incluso para los médicos constituye un verdadero reto conocerlos en su totalidad y por lo mismo, llega a ser verdadero desafío tener la capacidad de interpretarlos con puntualidad.
Aunque hay personas que los solicitan con exigencia, la mayoría expresa desagrado cuando les son requeridos. Esta resistencia puede obedecer a la incertidumbre que se genera cuando no se sabe qué tan dolorosos podrían llegar ser, antecedentes de experiencias desagradables en el pasado, el costo o bien, la incertidumbre del resultado pues no se sabe cuál es el estado de salud ni mucho menos, la gravedad del padecimiento.
Cuando el médico hace la solicitud de análisis clínicos, estos deben ser legibles y los pacientes están en todo su derecho de solicitar explicaciones claras orientadas a conocer las características generales de las pruebas y su alcance.
Es común que se pidan con abreviaturas, cuyos significados deben ser explicados. Esta costumbre obedece a que algunos estudios tienen nombre demasiado largos (coproparasitoscópico es un ejemplo, que se abrevia CPS).
Se debe preguntar si las tomas de muestras se harán en fechas específicas. Una circunstancia que ejemplifica esta situación se da con los perfiles hormonales en mujeres que pueden variar dependiendo del ciclo menstrual, o incluso la determinación de células rojas y contenido de hemoglobina en la sangre, que durante el sangrado de cada mes, puede hacer inútil el resultado.
Es fundamental explicar todas las circunstancias que giran alrededor de los análisis, como las horas de ayuno si esto se requiere; la necesidad de refrigerar en la medida en la que se vayan recolectando las muestras para analizar; si es necesaria alguna dieta, días previos al estudio (por ejemplo, en el perfil coprológico); no ingerir o aplicar medicamentos; abstinencia sexual dependiendo del caso hasta 48 horas antes de la toma de muestra; no tomar antibióticos antes de ocho días previos (algunos antibióticos como la Azitromicina pueden durar un poco más de tiempo actuando en el organismo); evitar las duchas vaginales; prescindir de medicamentos que tengan un efecto sobre la coagulación como la aspirina u otros anti–inflamatorios no esteroideos, hasta cuatro días antes de la toma de muestra; para la sangre oculta en heces, no consumir carnes rojas hasta dos días antes del análisis y por último, aclarar si el estudio no requiere indicaciones especiales.
Por último, los médicos pueden sugerir algún laboratorio de su preferencia; sin embargo, de ninguna manera esto debe ser una obligación para el paciente y es deseable proponerle algunas opciones más allá de una única elección. Del mismo modo, es conveniente que cada individuo pueda elegir algún lugar que dependa de la ubicación o el costo, convirtiendo la toma de muestra en lo más conveniente desde el punto de vista particular.
Las razones por las que se indica un determinado grupo de análisis clínicos obedecen a la necesidad de perfilar un buen diagnóstico, evaluar el control de alguna enfermedad sometida a tratamiento o bien para establecer una pesquisa enfocada a la búsqueda de un padecimiento oculto. Pero estas pruebas no constituyen factores exactos o precisos para obtener información. Los resultados de los análisis deben ser interpretados juiciosamente para poder orientar a algún padecimiento en particular.
Es importante que a los médicos siempre se les cuestione sobre la utilidad de estos estudios. En la medida en la que se ofrezcan explicaciones, los análisis clínicos, lejos de generar temor, deben brindar tranquilidad, confianza, serenidad y claridad.