Desde ahora se puede advertir que el tema del matrimonio igualitario, o las llamadas bodas gay, y todo lo que implica, se quedará atorado en el Congreso local o se buscará aplazar todo lo que se pueda. El año pasado parecía que este asunto iba a caminar, pero se ha detenido por el temor que el clero de la iglesia católica ha despertado en las bancadas del PRI y del PAN.
La sentencia lanzada por la Arquidiócesis Primada de México de “merecido voto de castigo” en contra del PRI, luego de que el tricolor perdiera siete gubernaturas y el presidente Enrique Peña Nieto lanzara su propuesta de legalizar el matrimonio igualitario en todo el país, ha generado en Puebla una reacción a favor de los intereses oscuros de la iglesia católica.
El año pasado Jorge Aguilar Chedraui, el presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso local, había aceptado que se iniciaran una serie de mesas de debate sobre la posibilidades de uniones civiles entre personas del mismo sexo, una vez que la Suprema Corte de Justicia de la Nación había emitido una sentencia a favor de permitir ese tipo de enlaces.
Esa postura flexible se ha desvanecido a raíz de que se supo que el clero político habría promovido entre sus fieles un voto de castigo contra el PRI, como revancha a la propuesta legislativa de Enrique Peña Nieto a favor de los matrimonios gay.
Y el tema se complicó por la actitud servir de Miguel Ángel Osorio Chong, el secretario de Gobernación, quien estaba obligado a proceder legalmente contra los ministros de culto que se han dedicado a intervenir en la política y que influyeron en el pasado proceso electoral, pero optó por mostrarse indiferente ante la declaración expresa del clero católico de que movieron a los fieles en contra del tricolor.
En Puebla particularmente luego de las votaciones del 5 de junio una serie de actores políticos han salido a hacer definiciones sobre el asunto en cuestión.
El diputado priista Sergio Céspedes Peregrina dijo que es necesario convocar a un plebiscito para que la población opine del tema, cuando ya hay una propuesta específica del presidente Enrique Peña Nieto y los legisladores del PRI lo único que tendrían que hacer es apoyarla y no descalificarla.
De igual manera han actuado la priista Silvia Tanús Osorio y el panista Jorge Aguilar Chedraui, quienes se han pronunciado contra la adopción de niños por parte de parejas homosexuales, como una manera de generar un clima adverso contra las bodas gay.
Tales opiniones son resultado de que el PAN y el PRI tienen miedo de que el clero católico cobre venganza contra las fuerzas políticas que van contra sus intereses.
Lo que pasa en el Congreso es una grave regresión, ya que no se trata de hacer caso al oscurantismo religioso, sino de otorgar a la comunidad gay de los mismos derechos que el resto de la población.
Resulta oprobioso que se le haga caso a ministros de culto que se espantan de que dos personas del mismo sexo se agarren de la mano y por otro lado solapan a los curas que violan niños.