“El prometer no empobrece …el dar es lo que aniquila”.
Conseja popular
En torno a los recientes dispendios económicos y una profusión de compromisos realizados por los distintos actores políticos en escena –con honrosas excepciones, claro– para mantener un cínico, dudoso, corrompido y nefasto proceso conocido como “la fiesta de la democracia”, cualquier cosa que eso signifique, sobre todo en este país; ésta situación nos debería llevar a reflexionar, cuál es el sentido de continuar con dicha farsa, sobre todo porqué muchos de las disputados puestos públicos, muy probablemente ya fueron convenientemente decididos entre las principales fuerzas políticas del país.
Después de haber padecido los numerosos discursos –la mayoría de los mismos realizados por escritores a sueldo– de los candidatos en turno, pronunciados con la finalidad de acercarse al pueblo para tratar de “conocer y entender” un poco los problemas de los distintos habitantes de sus respectivas regiones, los aspirantes a ocupar los puestos de elección, se retirarán a esperar los resultados de la misma, confiando de antemano en su respectivo triunfo. Al mismo tiempo comenzará a surgir el enorme número de tropelías realizadas por sus respectivos equipos de campaña.
La situación se tornará bastante tensa, sobre todo por la conducta errática de las autoridades electorales, lo mismo locales que federales, las cuales nunca convencieron plenamente en su manera de actuar y proceder ante diversas situaciones anómalas, denunciadas en su oportunidad por los distintos grupos políticos del país. Si se desea acabar con el sinfín de atropellos realizados por los distintos actores políticos y sus partidos políticos, es tiempo ya de tomar una actitud más seria y responsable por parte de los responsables de vigilar que ésta situaciones de opacidad desaparezcan.
Somos uno de los pocos países del globo que invierten cifras estratosféricas, para garantizar elecciones confiables a sus ciudadanos; y sin embargo, al finalizar las elecciones una nube de denuncias señalando una diversidad de corruptelas y inequidades, sobre todo en contra de la chiquillería política. Las pasadas elecciones del 5 de junio, mostraron una vez más a la sociedad, la enorme capacidad de maniobra que aún tienen los diversos grupos políticos del país. Lo importante para todos ellos es llevar agua hacia su molino.
Aunque para algunos “estas elecciones” no son un avance de la contienda del 2018, otros pensamos de forma diferente, en la pasada contienda electoral expusieron hasta donde pueden llegar los partidos políticos y sus representantes; no existe al interior de los candidatos propuestas juiciosas y debidamente analizadas, contemplando en ellas los límites que tienen las mismas. La sociedad actual posee ya un grado de madurez el cual debería ser tomado muy en serio y dejarse ya de una vez y para siempre las falsas poses.