El adiós que nos han obligado a dar al Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), forma parte de un complejo universo de violencia manejado a diestra y siniestra por diferentes grupos de poder que hoy, a pesar de sus numerables esfuerzos, no han logrado mantener su verdad histórica ante las investigaciones reales y genuinas de quienes buscan un mínimo de justicia para la sociedad mexicana.
En días pasados durante la presentación del segundo informe del GIEI sobre el caso Ayotzinapa, las piezas del rompecabezas que con tanta seguridad revelaban tanto Murillo Karam como diversas autoridades de la PGR, se desplomaron. Un grupo de expertos independientes le demostraron al Gobierno de Enrique Peña Nieto su incapacidad para resolver un asunto de seguridad pública prioritaria. Ante ello, cabe reiterarle al Ejecutivo Federal que no es una cuestión de malhumor lo que se vive en este país, lo que hay es una descomposición del tejido social fundamentado prioritariamente en la violencia sistémica que, tanto su administración como las pasadas, han fomentado de manera imperiosa a lo largo y ancho del territorio nacional.
En relación a lo publicado en la cuenta oficial de twitter del presidente, en donde señala que: “El @gobmx (gobierno mexicano) le agradece al GIEI, la información y recomendaciones incluidas en su segundo informe”, cabe hacer las siguientes preguntas:
Señor presidente:
¿Qué postura tiene su institución encargada de investigar el caso Ayotzinapa ante la siembra de pruebas en el basurero de Cocula?
¿Por qué los restos encontrados en el basurero de Cocula no coinciden con los perfiles de los estudiantes?
¿Por qué si el incendio inició a la media noche hubo un registro de un mensaje de texto enviado por uno de ellos a su madre durante la madrugada?
¿Qué sucedió con el quinto autobús al que ni una bala tocó? ¿por qué salió ileso? ¿qué llevaba consigo que era tan importante resguardar?
¿Qué sucedió con la motocicleta y el personal del Ejército que la manejaba y tomaba fotos?
¿Qué acciones ha emprendido para evitar que las autoridades –en sus tres niveles de gobierno– encargadas de salvaguardar la seguridad de los mexicanos actúen en función de los intereses del crimen organizado?
¿Cuáles serán los protocolos que sus instituciones seguirán para evitar a toda costa la tortura de presuntos culpables?
¿Por qué pareciera que el GIEI le es incómodo si éste dio los resultados de justicia que usted tanto busca para los padres de los desaparecidos?
¿Por qué nos parece que la investigación encabezada por su gente son un reflejo de impunidad y corrupción en lugar de una búsqueda de la justicia?
Finalmente, señor presidente:
¿En dónde están nuestros 43 estudiantes desaparecidos?