Mediante un pacto sellado entre la senadora Lucero Saldaña y los principales líderes de las comunidades evangélicas de Puebla –o mejor dicho los verdaderos líderes de estas agrupaciones religiosas–, se acordó que dichas congregaciones promoverán el voto a favor de Blanca Alcalá Ruiz, la candidata del PRI a la gubernatura. Dicho acuerdo se da luego de una larga negociación, que varias veces estuvo a punto de romperse.
El acuerdo se alcanzó el lunes al mediodía, entre Lucero Saldaña y dos importantes ex dirigentes de la Alianza de Pastores de Puebla, quienes tienen contacto e influencia con el conjunto de congregaciones evangélicas. Uno de ellos fue dirigente sindical y regidor del municipio de Puebla, y el otro es el pastor más respetado y con mayor liderazgo en el estado.
Antes de dicho entendimiento prácticamente ninguna fuerza política tenía un acercamiento real con el universo de las comunidades cristianas.
El aspirante del PAN, Antonio Gali Fayad, tiene a su lado a la ex diputada local Mirna Toxqui y a Ricardo Salas, quien encabeza la organización Alianza Ministerial de Líderes de Puebla, quienes tienen una insignificante influencia en las comunidades cristianas. Lo mismo pasaba con Blanca Alcalá Ruiz, quien hasta la semana pasada su único contacto directo con los evangélicos era con Raúl Barranco Tenorio, el dirigente del Partido Encuentro Social, quien es un cero a la izquierda entre los fieles de las iglesias no católicas.
Dicho acuerdo –que tardó más de tres meses en concretarse– constituye una bocanada de oxigeno para la campaña de Alcalá, por tres razones fundamentales:
La primera es el potencial de votos de las comunidades evangélicas, el cual se calcula que podría generar una aportación de entre 80 y 100 mil sufragios. Hace seis años dicho sector de la población le dio la segunda de estas cifras –la más alta en su historia– al entonces aspirante de la oposición, Rafael Moreno Valle Rosas.
Un segundo factor favorable es que las comunidades evangélicas no se dejan influenciar por la propaganda de los partidos políticos.
Por tanto el apoyo de este segmento del electorado podrá orientar sus preferencias hacia Blanca Alcalá al margen de la campaña de guerra sucia que se ha desatado en su contra, en la cual se cuestiona la desapercibida obra pública que realizó la priista cuando fue edil de la capital, su declaración de bienes patrimoniales y un supuesto yerro al hablar de sus preferencias literarias.
Lo que los evangélicos exigen son compromisos respecto a temas como las libertades religiosas, el aborto y la políticas de desarrollo social.
El tercer aspecto es que los miembros de las comunidades evangélicas están agraviados con Moreno Valle luego de que en 2010 rompieron su tradicional alianza electoral que tenían con el PRI y se acabaron uniendo a la coalición electoral encabezada por el PAN, para que después la administración morenovallista se olvidara de los compromisos suscritos con las congregaciones cristianas.
No se sabe si las comunidades evangélicas podrán repetir la hazaña de generar más de 100 mil sufragios, tal como lo consiguieron hace seis años, pero sí se da por sentado que es un sector que puede generar una enorme movilización de miles votantes por la vía del convencimiento y no de las formas tradicionales de acarreo de los partidos políticos.
Y que muchos cristianos tienen guardado un voto de castigo contra el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas, y que esta es la oportunidad para hacer sentir su fuerza electoral y su desagravio hacia el morenovallismo.