Jueves, abril 25, 2024

Jiménez Merino llega a la campaña de Alcalá pese al rechazo de la candidata

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La salida de la Sagarpa de Alberto Jiménez Merino y su incorporación al equipo de Blanca Alcalá Ruiz, la candidata del PRI a la gubernatura, tiene una peculiaridad: no se pactó con la abanderada priista, sino que fue un acuerdo que impuso el grupo político de Miguel Ángel Osorio Chong, el secretario de Gobernación federal.

Visto de otra manera, no es una posición que otorgó Blanca Alcalá por reconocer el potencial político de Jiménez Merino o para incorporar la estructura del priista a su campaña.

Jiménez Merino en los últimos meses de 2015 tuvo un fuerte crecimiento en las simpatías entre las bases priistas, por lo que se le consideró como el segundo mejor aspirante a la candidatura del PRI, atrás de Alcalá. En mucho esa percepción se alimentó por la construcción que logró, el entonces delegado de Sagarpa, de una fuerte estructura de simpatizantes que se extiende en la mayor parte del interior del estado.

Se supondría que por esas características era fundamental que Blanca Alcalá buscara allegarse de la estructura y el potencial político de quien fuera su contrincante más importante en la contienda interna del PRI, para de esa manera garantizar la obtención del voto duro del tricolor. Sin embargo, no ocurrió así.

Una vez que Alcalá fue ungida como candidata de unidad, Jiménez Merino y otras cabezas de grupos del PRI creyeron que la abanderada iniciaría un proceso de pactar acuerdos para incorporar a todas las facciones del tricolor al proyecto común de recuperar Casa Puebla para el Partido Revolucionario Institucional. Eso no ocurrió.

Blanca Alcalá al revés, ha maniobrado para alejar de su lado a la mayoría de los líderes de grupos priistas, a quienes mediante el otorgamiento de delegaciones del gobierno federal los ha replegado de su campaña electoral. Son los casos de Enrique Doger Guerrero, Ana Isabel Allende Cano, Javier López Zavala, entre otros.

Uno de los priistas que fueron marginados por el equipo de la aspirante fue Alberto Jiménez Merino, quien había buscado la presidencia estatal del PRI o la coordinación general de campaña.

Al no obtener ningún espacio de participación por parte de la candidata, quien le gestionó su incorporación al equipo de campaña fueron los operadores del llamado Grupo Hidalgo, que es encabezado por Miguel ángel Osorio Chong.

Eso se debió a que fue la gente de Osorio Chong quienes operaron para que el anterior delegado de la Sagarpa aceptara declinar por Blanca Alcalá y la priista pudiera ser ungida bajo la figura de “candidata de unidad”, es decir sin que hubiera una contienda real por la nominación.

Como pago a la disposición que mostró Jiménez Merino para aceptar la nominación de la abanderada priista, el grupo de Chong le correspondió con su adhesión al equipo proselitista de Alcalá, además de ser un reconocimiento de que goza de una importante estructura y es un político con la capacidad de conseguir votos a favor del tricolor.

La campaña de Alcalá tendrá a tres coordinadores: Alejandro Armenta Mier, quien va a ocuparse de organizar las actividades de la candidata.

Alberto Jiménez Merino se encargará de la campaña sin candidata, es decir hará actividades para concertar apoyos de grupos del PRI y de la sociedad civil para que apoyen al partido y a su abandera.

Víctor Gabriel Chedraui, el ex secretario general del PRI, coordinará una campaña de adhesión de organizaciones populares.

Todo apunta a que Blanca Alcalá buscará disputar la titularidad del Poder Ejecutivo con un equipo formado exclusivamente por políticos cercanos a ella, como son su yerno Edgar Chumacero, Víctor Manuel Giorgana, Mónica Barrientos, Jorge Estefan Chidiac y José Luis Flores.

Algunas voces creen que esa será la mejor estrategia para evitar deslealtades, confrontaciones y sabotajes de los líderes de grupos priistas, quienes tienen como principal característica que cuando no son los agraciados con candidaturas se dedican a conspirar contra los demás facciones del tricolor.

Otros más ven este comportamiento de Alcalá como una muestra de que la candidata ya está en el derrotero equivocado, y que su campaña camina al fracaso por carecer de los apoyos necesarios.

Los primeros 15 días de la campaña servirán para evaluar si Blanca Alcalá realmente tiene el ánimo y la capacidad de salir a disputar el poder al gobernador Rafael Moreno Valle Rosas, quien busca dar continuidad a su corriente política en el control del aparato de gobierno.

O si es cierta dos sospechas: Que negoció perder la elección o que es una candidata sin brújula.

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