Lunes, marzo 18, 2024

(In)capacidades periodísticas

No acostumbro ver televisión abierta por voluntad propia. No soy del público que mira telenovelas o futbol, y afortunadamente mi pareja tampoco. Llego a ver dichos canales en las terminales de autobuses, algunos locales de comida y en ocasiones hasta en consultorios. Por lo general ignoro a voluntad si hay un receptor encendido con un canal de televisión abierta, pero en ocasiones miro los programas para enterarme de lo que están sintonizando las audiencias. También me percato de lo que ocurre en tal ámbito de rebote, en los reportes de portales de noticias, o en las redes sociales, a través de comentarios y memes. Soy de un sector que está cambiando sus consumos mediáticos desde la llegada de internet: hace casi un año cancelé mi suscripción de televisión por cable, porque mi consumo de programas televisivos se limita desde hace un tiempo a la programación de plataformas como Netflix.


Supe de la entrevista de Carlos Loret a la señora Minerva (quien iba en el vehículo aplastado por un espectacular la semana pasada en Toluca) porque Pam, una estudiante de la licenciatura en comunicación, compartió el contenido en un grupo de facebook que ocupamos para subir documentos y participar con los compañeros de clase con casos relativos al tema de la Ética en la Comunicación. A través de un enlace con el hospital en el que se encuentra internada la señora, el conductor de noticias (que no merece ser llamado reportero o periodista) hace una serie de preguntas al doctor y a la mujer, quien permanece inmóvil en la cama. En clase nos preguntábamos si tendría una especie de guion o las preguntas habrían sido producto de sus (in)capacidades de entrevistador, porque son tan imprudentes que hasta hubo una nutrida producción de memes en redes sociales. Ni qué decir de la ética profesional y personal: ¿habrá pensado por un segundo que la señora muy seguramente está pasando dolores apenas soportables, después de haber sufrido el impacto de la caída de semejante estructura de metal y la posterior cirugía? Piense usted en la última vez que se lastimó de alguna manera. Piense ahora en la señora que está convaleciente en el hospital. ¿Parece prudente hacer semejantes preguntas? Por supuesto que no. Infortunadamente el entrevistador no pensó en la persona a la que le preguntaba. Cuando vimos la entrevista en un clip de video, publicada por el portal Sin Embargo, creímos que definitivamente superaba por mucho a varios casos que hemos revisado en el aula y que denotan el pésimo estado en el que está el panorama periodístico de nuestro país, que se acentúa si uno piensa que llevamos ya un año sin Aristegui.

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