E l viernes se propagó por twitter la versión de que Blanca Alcalá Ruiz ya era la candidata del PRI a la gubernatura de Puebla, situación que lejos de confirmarse causó –en la tarde de ese mismo día– un severo malestar hacia el interior del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del tricolor, por no ser esa todavía la decisión oficial y porque se tiene que cumplir con el proceso para designar al abanderado del tricolor, el cual se encuentra en fase de consulta hasta el próximo 11 de diciembre.
Una fuente bien informada sostiene que el malestar en el CEN priista ha sido tan fuerte que se estaría tambaleándose la posible nominación de Blanca Alcalá, pese a que en la dirección nacional priista había crecido el consenso de que la senadora es la mejor opción para recuperar la titularidad del Poder Ejecutivo en Puebla.
Todo apunta a que la versión adelantada del “destape” la habría iniciado édgar Chumacero Hernández, quien es yerno de Alcalá y su principal operador político, como una manera de crear una idea definitiva de que la legisladora ya es la candidata y ello influyera en la encuesta que mandó a levantar el CEN del PRI –para medir a cinco aspirantes a la nominación–, la cual arrancó hace un par de semanas y concluye un día antes de la celebración del día de la virgen de Guadalupe.
El mensaje que empezó a correr a eso de las 10 de la mañana del pasado 4 de diciembre, repercutió en una sesión de una parte del CEN del PRI, que habría iniciado a eso de las 6 de la tarde del mismo viernes en la sede nacional priista, en donde la discusión se centró en tres aspectos básicos:
Lo primero que surgió fue un reclamo hacia Blanca Alcalá porque en los mensajes que se utilizaron se menciona que la decisión la tomó “el CEN del PRI”, lo cual viola uno de los acuerdos que se tomó con los principales aspirantes a la postulación, que consiste en que ninguno de ellos utilizaría el nombre del Comité Ejecutivo Nacional priista para promoverse o hacer creer que ya tiene el respaldo de la cúpula tricolor.
Y la decisión oficial del CEN se tomará hasta principios de enero próximo, una vez que se haya procesado el resultado de la encuesta y se tenga un acuerdo con los cinco principales aspirantes, es decir Blanca Alcalá Ruiz, Enrique Doger, Alberto Jiménez, Juan Carlos Lastiri Quirós y Javier López Zavala.
Algunos de los participantes de esa reunión –en segundo lugar– hablaron de descartar a Blanca Alcalá de la contienda , por romper los acuerdos y poner en riesgo la frágil cohesión del PRI.
Y en ese sentido, consideraron que la decisión de quién debe ser el candidato se tiene que tomar entre Enrique Doger Guerrero y Alberto Jiménez Merino.
Ambos, Jiménez y Doger, no son los mejor posicionados, pero si con un trabajo destacado de promoción y un crecimientos en sus índices de confianza y de popularidad.
Otra opinión que ahí se discutió es que Alcalá debe continuar, pero sin romper las reglas básicas del proceso interno, el cual fácilmente podría ser impugnado por alguno de los aspirantes perdedores si no se cumple con el requisito mínimo de que la postulación del candidato debe estar sustentado con el resultado de la encuesta en cuestión.
Un tercer aspecto que se censuró es que Blanca Alcalá, o personajes cercanos a la senadora, se hayan adelantado a los tiempos oficiales y la legisladora todavía no deje su cargo en la Cámara Alta.
Otros priistas se han adelantado a los plazos, para jugarse todo su capital, pero han dejado sus puestos, como son los casos de: Alejandro Murat, quien renunció a la dirección del Infonavit para buscar ser el abanderado priista a la gubernatura de Oaxaca; Lorena Martínez, quien salió de la titularidad de la Procuraduría Federal de Protección del Consumidor para buscar la postulación a candidata a jefe del Ejecutivo en Aguascalientes; o de Leticia Torres González, que pidió licencia en el Senado para luchar ser la contendiente priista a la alcaldía de Gómez Palacios, Durango.
Al final no se acabó de decidir cuál va a ser el rumbo que tomará el proceso interno para Puebla. Lo único cierto es que esos mensajes del viernes poco ayudaron a la senadora Alcalá, porque la han dado un índice de vulnerabilidad que no tenía.
Ahora sus contrincantes, Doger, Jiménez y López Zavala, tendrán elementos de impugnación en su contra, luego de que parecía caminar directo a la candidatura sin grandes contratiempos.