Padres de familia de nivel primaria matutina y vespertina del Benemérito Instituto Normal del Estado (BINE) iniciaron una campaña de recolección de firmas para rechazar la construcción de un Centro Integral de Servicios (CISO), obra que no les fue consultada, por parte del Comité Administrador Poblano para la Construcción de Espacios Educativos (CAPCEE).
Tienen razón los progenitores, pues no todas las obras planteadas por el morenovallismo suelen ser frívolas y algunas son necesarias, como puede ser el caso. Lo que resulta un despropósito es el talante con las que éstas se planean y luego ejecutan: sin considerar la opinión de nadie más.
Es así que en todos los ámbitos la administración que encabeza Rafael Moreno Valle Rosas ha actuado con autoritarismo y si a eso se suma que muchos de sus más emblemáticos proyectos son verdaderos monumentos a la inutilidad y el ornato, pues resulta que el ambiente social que las recibe las rechaza.
En el caso del BINE resulta absurdo que se quieran utilizar espacios educativos para ocuparlos como oficinas gubernamentales, pues la más elemental lógica indica que deben privilegiarse las aulas, la infraestructura y los lugares de esparcimiento dentro de los planteles.
En el ocaso del morenovallismo, cuando se podría esperar una recomposición en el estilo de hacer las cosas, todo parece indicar que la tónica de lo que queda del sexenio será la misma: la imposición por la fuerza gubernamental y el repudio ciudadano.