Jueves, marzo 28, 2024

Los Chuchos estuvieron a punto de perder el control de su alianza con RMV

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Directamente desde la oficina de Carlos Navarrete, el presidente nacional del PRD, se frenó la sesión del Consejo Estatal del partido en Puebla –programada para este miércoles– debido a que el proyecto que se había perfilado para ser sometido a la asamblea proponía que la militancia decidiera por voto directo y secreto el proyecto de repetir una coalición electoral con las fuerzas políticas del gobernador Rafael Moreno Valle Rosas.

Y de entrada se sabe que hay una tendencia de que, por lo menos, 60 por ciento de la militancia del PRD no tiene interés en repetir una alianza electoral con el gobernador, quien no aportó ningún beneficio a este partido de izquierda.

Por el contrario, el sentir general que hay entre muchos actores del PRD es que el partido en los últimos cuatro años entró en un limbo, ya que no es gobierno y tampoco es oposición.

Tal condición es la que está generando una caída en la votación y la presencia del partido, la cual es una fuerza política que surgió y creció siendo una trinchera de combate contra los cacicazgos, la violación a los derechos humanos y la desigualdad social, y en los últimos cuatros años el PRD se ha quedado callado ante los abusos de poder de Moreno Valle y el crecimiento de la pobreza en la entidad.

Lo interesante de lo que ocurrió ayer es que hace unos días un funcionario del partido de apellido Dávila se comunicó con la presidente del PRD, Socorro Quezada Tiempo, para pedirle que ya se convocara al Consejo Estatal del partido para definir la política de alianzas en Puebla.

Ese mismo funcionario, en franca contradicción con la primera instrucción, fue quien hizo llegar esta semana un documento en el cual se establecía que la dirigencia nacional perredista no avalaba la sesión de este miércoles.

Se sabe que hace unos días el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas se habría reunido con Navarrete y Agustín Basave, quien se perfila a ser el próximo presidente del partido, a quienes les exigió que ya se aprobara la alianza PAN–PRD. Como si fueran empleados del mandatario, los dirigentes perredistas le ofrecieron al titular del Poder Ejecutivo que en breve quedaría definida la coalición.

Con lo que no contaban Navarrete y Basave –quien todavía no asume el cargo y ya es un testaferro de la derecha– es que no iban tan fácilmente a manipular al Consejo Estatal perredista de Puebla, ya que Socorro Quezada había estado trabajando para medir el pulso de la militancia en torno al proyecto de alianza con el PAN.

Por eso cuando a nivel nacional se percataron de que se quería aprobar una consulta real con la militancia, el grupo de Los Chuchos, es decir Navarrete y compañía, entraron en pánico, ya que si los miembros del PRD dicen que no a la alianza, ésta ya no podría aprobarse y si se hace, podría ser combatida en los tribunales.

A eso se debe que se tuvieran que inventar pretextos de última hora, como decir que si se discutía el tema eran actos adelantados de campañas electorales, lo cual es algo que no tiene lógica, ya que se trataba de una deliberación interna del PRD que nada tiene que ver con pedir el voto a la ciudadanía.

Es decir, la dirigencia nacional del PRD le tuvo miedo a la militancia perredista de Puebla.

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