Juan Arturo Brennan
Además de una buena colección de papelería de producción (hojas de llamado, listas de casting, planes de trabajo, desgloses de producción, guiones literarios y técnicos,storyboards, cuadernos de notas), el cinéfilo admirador de Kubrick (somos legión, aunque usted no lo crea) encontrará aquí el tablero favorito de ajedrez del director, su silla de rodaje, algunas pizarras de sus producciones, el León de Oro que obtuvo en Venecia, el disfraz original de Moonwatcher, el líder de los simios en 2001, algunos de los lentes usados por Kubrick, mobiliario del posmoderno y siniestro Korova Milkbar de Naranja mecánica, stills y fotos de producción, algunas de las cartas censoras enderezadas contra su filmeLolita, transparencias de Sue Lyon (Lolita, claro) en bikini, el casco original del soldado Joker de Full Metal Jackety un sinnúmero más de objetos relativos al trabajo de este visionario cineasta.
Uno de los grandes aciertos de esta Expo-Kubrick es la Sala de Música, en la que se exhibe un breve pero muy ilustrativo filme de Bernd Schultheis sobre el inteligente y refinado trabajo musical que el realizador desarrolló a lo largo de su filmografía, no sólo con los ya emblemáticos trozos de música de concierto prexistente, sino también a través de una buena cantidad de música original en géneros como el pop, el rock y el jazz.
Como colofón, consigno cuatro datos relevantes que aprendí durante mis conversaciones con Jan Harlan en Monterrey:
1. Que en 1952, antes de filmar su primer largometraje, Kubrick trabajó de director de segunda unidad en un ignoto filme titulado Mr. Lincoln, dirigido por Norman Lloyd.
2. Que Harlan está de acuerdo con los deseos de Kubrick de que su primer largometraje, Miedo y deseo (Fear and desire, 1953) no sea exhibido ni se distribuya. (Mi dilema ético: respetar a Kubrick o conocer toda su obra. El devedé de Miedo y deseo ya circula comercialmente).
3. Que fue Harlan quien originalmente sugirió a Kubrick utilizar la portentosa introducción del poema sinfónico Así hablaba Zaratustra de Richard Strauss como leitmotiv musical y conceptual del filme 2001: Odisea del espacio.
4. Y lo más interesante: que durante el proceso final de posproducción deOjos bien cerrados, Kubrick estaba considerando la idea de adaptar la novelaEric Brighteyes, de H. Rider Haggard, un enfoque moderno sobre los arquetipos de una añeja saga nórdica, como materia prima para su siguiente filme. ¡Fascinante!
Sobra decir que el viaje a Monterrey para ver esta exposición kubrickiana en el Marco debe ser peregrinaje obligado para cualquier cinéfilo de hueso colorado, o de cualquier otro color.