Miércoles, abril 24, 2024

Importancia de las parasitosis

Destacamos

Las enfermedades causadas por parásitos o parasitosis tienen importancia capital para el ejercicio de cura de las enfermedades del hombre; por tanto, los médicos que no las conocen no saben cómo tratarlas, olvidando con ello su conocimiento, al grado de mostrarse ignorantes de las enfermedades que son de capital importancia; por lo menos debemos tener en claro que las parasitosis son un proceso de adaptación del hombre con la naturaleza que lo rodea, en la que todos los seres vivos aparecen cuando buscan asociarse para sobrevivir; así, el cuerpo humano parece verse obligado a hospedar a un gran número de parásitos inocuos o que hacen daño hasta conseguir un adecuado equilibrio por el contrario y funcionamiento correcto de sus órganos, encontrándose en sus “introintos” corpóreos: ojos, oídos, boca, faringe, uretra, vagina y ano, de tal manera comunes que desde los más antiguos restos humanos reportan el encontrar que coexistieron con parásitos, y en no pocos de ellos causando la muerte, como puede apreciarse en los cuerpos de chinos, mesopotámicos, egipcios, persas, que generalmente dejaron constancia para la posteridad, cuyos escritos plasmaron los adelantos de sus conocimientos sobre parásitos, sus enfermedades y tratamientos. Así se puede catalogar que la cultura de los chinos antiguos distinguía los cuadros clínicos del paludismo, al igual que griegos y romanos, distinguiendo las fiebres cotidianas, tercianas y cuartanas que estos parásitos causan. En los papiros de Ebers que relataron los antecedentes del pueblo egipcio de hace mil 500 millones de años se encuentran descripciones que describen a la Taenia saginata, un gusano parásito que proviene del ganado bovino, señalando sus medidas terapéuticas, que el pueblo egipcio también describe  como enfermedad y cura. Moisés el israelita, recibió instrucción médica de los egipcios y así dictó leyes sanitarias para proteger a su pueblo de las plagas de insectos y de animales infectados con cisticercos o fase larval de la Taenia solium, presentes en la carne de cerdo, por lo que se prohibió comerla. Hipócrates diagnosticaba los quistes hidatídicos, formas intermediarias de la Taenia echinococus, un gusano parásito de los perros, describiendo la “marsupialización” como técnica para su cura. El médico persa Avicena hizo uno de los intentos para clasificar a los gusanos parásitos del intestino con síntomas y remedios.

En 1379 el pastor francés Jean de Brie en los conductos biliares de los borregos encontró y describió al parásito que después se llamó Fasciola hepática. En el siglo XIV mucho antes de que tuviera ayuda de microscopios, describió correctamente al parásito Karl von Linné en 1758, la observación hecha por De Brie, lo que obliga a muchos a considerarlo como el “padre de la Parasitología”, por haber descrito un parásito digeneo (con dos generaciones), una en caracoles anfibios y la otra en los canales biliares de mamíferos herbívoros y omnívoros, en los que hoy se incluye a humanos, parasitosis muy difundida entre el ganado rumiante doméstico.

Los estudios continuaron por diferentes investigadores, hasta que en el año de 1863 Leuckart en Alemania y Thomas en Inglaterra describieron por separado el ciclo biológico completo de los Fasciola, un parásito hermafrodita que en estado de adulto vive en las vías biliares, desde donde emite huevos que deben caer en medio húmedo y parasitar caracoles de agua dulce, de los que salen formas a depositarse en plantas acuáticas, que comerán los animales y humanos que hierbas y berros, formas parásitas que se trasladan por tropismo a los canales biliares hepáticos. Así evolucionó la parasitología y los parásitos que tanto nos aquejan hoy día como enfermedad importante.

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