Para el rector de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), Luis Ernesto Derbez (LED), los casos de Ayotzinapa y Tlatlaya han evidenciado la carencia de institucionalidad del Estado mexicano, porque no ha habido una respuesta adecuada de parte de las autoridades y porque la ciudadanía ha renunciado a su derecho a actuar decididamente en la solución de los problemas del país.
En entrevista con La Jornada de Oriente (JO), el ex secretario de Economía y ex canciller inicia la charla, a pregunta expresa, hablando sobre la reacción que ha tenido la comunidad estudiantil del campus cholulteca frente a la desaparición de los 43 alumnos de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos.
“Es una comunidad preocupada de lo que está sucediendo en el país, pero preocupada desde el punto de vista de injusticia social, y creo que lo más importante para nosotros como educadores es darles a ellos más y más herramientas para que puedan ser partícipes de la solución, pero dentro de la propuesta de soluciones y no simplemente la denuncia de situaciones”, dice.
Y abunda: “El papel no es solo de denuncia, sino de propuesta, si hacemos solamente denuncia no estamos resolviendo el problema, lo que estamos haciendo es crear una situación incómoda para las autoridades, pero si no le decimos a la autoridad ‘lo que tienes que hacer es esto’, la autoridad va a tomar su propia decisión y la decisión que ha tomado la sociedad de manera permanente frente a las propuestas estudiantiles es volver a lo mismo. Si nosotros nos fijamos en el 68 y su secuela (…) observamos que no hubo un gran cambio, porque lo que ocurre posteriormente es que los que se corrompen son finalmente son los que se convierten en líderes de ese movimiento”.
Sin embargo, el también militante del PAN advierte que lo sucedido en 1968 “no tiene paralelo con lo que estamos viviendo hoy, pero sí tiene algo que es muy importante para mí, que es la secuela del miedo a la represión, el miedo del uso legal de la fuerza pública para evitar que se cometan actos ilegales. Hoy tenemos un Estado debilitado, desde el 68 para acá por el miedo a ‘me van a llamar represor”.
Agrega que un problema es que “en México estamos utilizando al Ejército para labores que debería realizar la Policía. Ese no debe ser el papel del Ejército ni de la Marina, y no nos escandalizamos, lo cual a mí me escandaliza aun más de lo que estamos hablando, de Ayotzinapa, es Tlatlaya, porque Tlatlaya, es la demostración clara de que la fuerza pública (sic) puede realizar cualquier acción, siempre y cuando la personas sujeta a esa acción sea considerada delincuente y en cambio no puede aplicar ninguna acción cuando la persona a la que hago referencia se considera otra cosa, un estudiante, lo que sea. Si no logramos resolver esto va a ser muy complicado para el gobierno resolver”.
No hay institucionalidad, señala, porque “las instituciones se están convirtiendo en inefectivas; ya lo eran, pero ahora mucho más profundamente, y además estamos llegando a la conclusión de que ya no puede ser resuelto bajo la institucionalidad actual el problema que estamos enfrentando”.
Y advierte: “Por otro lado hay una percepción selectiva, es decir: estoy preocupado, como debemos estarlo todos, de los 43 jóvenes desaparecidos, pero no estoy preocupado de las seis personas aparecidas, pero muertas en ese mismo acto y hago referencia continua a los 43, pero no hago referencia a los otros seis. Entiendo muy bien que no está la familia buscando a las personas porque ya tiene el cadáver, pero yo creo que esto no es correcto, yo creo que no podemos olvidarnos de las otras seis personas; no podemos olvidarnos de las otras seis familias y no entiendo muy bien por qué no las incorporamos entonces al proceso de reclamo. Yo estoy convencido de que el proceso de reclamo tiene que ser para el conjunto total, incluida el ama de casa que fue agarrada en el fuego cruzado y que la mataron. No es tanto la preocupación de la institucionalidad y la justicia, como utilizar esto para provocar caos y provocar problemas y eso es irle restando aún más a las instituciones”.
La entrevista se realizó cuando Enrique Peña Nieto se encontraba de viaje en China, y ante ese hecho, Derbez reflexionó que no debió salir del país porque no envió un mensaje de sensibilidad ante la delicada situación:
“Debo decirme sorprendido de que el presidente de la República no esté en México; es obvio que se puede comunicar por teléfono o por otra vía, pero el concepto de sensibilidad también es importante. Es decir, no es necesario que (el mandatario) esté físicamente, pero sí hay un mensaje de sensibilidad que el gobierno necesita dar, porque sino se percibe frialdad, que no hay interés y creo que parte de lo que estamos viendo hoy es un muy mal manejo de estos conceptos por parte del gobierno federal, pero el gobierno federal debería dar un mensaje más cálido, de más preocupación de estos asuntos, y han habido muchas frases que desafortunadamente son utilizadas y esas frases y esas imágenes cuentan en la solución. Entonces, sí me preocupa un poco que veo a un gobierno todavía no coherente en su actuar”.
JO– Hay una consigna sobre lo que pasó en Ayotzinapa, y es que el responsable es el Estado, ¿qué indica este contraste entre lo que dicen los familiares de las víctimas y lo que dice el gobierno?
–Mi preocupación es que como ciudadanos estamos rechazando nuestra obligación a actuar. El Estado somos todos. Cuando la sociedad percibe que el Estado son unos cuantos, hay una desconexión brutal entre lo que es la estructura institucional de mí país y lo que yo considero que debe ser esa estructura institucional.
“Cuando la sociedad dice hoy el Estado, no lo dice la sociedad, lo dice un grupo pequeño y ese grupo pequeño son dos grupos que se están peleando el poder, no el gobierno, no les interesa el gobierno; eso es lo terrible de esto: los que están en el gobierno, que les gusta el poder del gobierno, y los que quieren estar en el gobierno, que son los que están rodeando a este grupo de familias, incorporándolos en una petición de ellos de que esta estructura institucional no es la correcta y hay que cambiarla. Se trata de un grupo en torno a los padres de familia que les pone otra idea de Estado”, culmina.