La inequidad en la aplicación de los recursos públicos ha sido una constante durante la presente administración. Muestra de ello, es que en los últimos tres años el presupuesto que se destina a la inversión pública cayó de 6.3 del Producto Interno Bruto (PIB) Estatal al inicio del sexenio a 4.2; en contraste el Gasto Corriente, es decir, la nómina de la alta burocracia y el mantenimiento de las dependencias estatales se privilegió para seguir sosteniendo a la obesa estructura administrativa.
El 40.5 por ciento se destinó a Gasto Corriente, el 55.3 por ciento se envío al Gasto de Funcionamientos (transferencias aportaciones del ramo 033 y participaciones federales y subsidios) y sólo 4.2 por ciento se consignó a la inversión pública, según un reporte denominado “El Gasto corriente e improductivo de Puebla” elaborado por economistas de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP) basados en datos oficiales.