Por primera vez en el sexenio de Rafael Moreno Valle Rosas, una protesta ciudadana llegó hasta las puertas de su residencia. El sábado pasado, cientos de ciudadanos arribaron a la explanada de Casa Puebla y le dejaron colocado un enorme moño negro en la puerta principal y dos cruces hechas de veladoras para simbolizar que Puebla está de luto debido a su política represora.
Fueron los participantes de la “cadena humana” quienes gritaron frente a la fachada del inmueble oficial: “¡Moreno, asesino, que matas a los niños!” y otras consignas de calado distinto, pero todas de evidente repudio hacia el mandatario.
Cierto es que el acto, anunciado por los convocantes como una conjunción multitudinaria de ciudadanos que entrelazaría sus manos para formar una fila kilométrica que iría del zócalo angelopolitano hasta la zona de Los Fuertes de Loreto y Guadalupe, no tuvo la respuesta esperada.
Sin embargo, la manifestación se revistió de significado al menos por tres características: llegó hasta las puertas de la morada del mandatario, lo que no había sucedido nunca antes; a pesar de que la lluvia apretó en algunos momentos de manera severa, el ánimo jamás decayó y, finalmente, la movilización mantiene viva la protesta social genuina en contra del Poder Ejecutivo.
De hecho, varios de los participantes resaltaron que, al igual que en la manifestación del domingo 10 de julio, en esta movilización brillaron por su ausencia los contingentes corporativos de partidos y sindicatos, incluso de organizaciones sociales. Se trató nuevamente de una expresión espontánea y ciudadana, al punto de que en algunos momentos primó la desorganización.
También es verdad que había figuras políticas, pero éstas acudieron casi a título personal, pues los membretes de sus partidos no aparecieron por ninguna parte.
Recuerdan a los muertos
La convocatoria manejada a lo largo de una semana citaba a las 6 de la tarde en la plaza principal de armas de la urbe, para comenzar ahí la cadena, pero pocas horas antes los organizadores emitieron un boletín en el que avisaban que el acto comenzaría a las 7 de la noche.
Había gran entusiasmo entre los pocos que llegaron a tiempo. Se desplegaron mantas, pancartas y lonas para expresar el rechazo al talante represor y persecutor de Moreno Valle, y comenzaron a aparecer desde ese momento las veladoras que serían depositadas luego en Casa Puebla.
Los primeros en iniciar la “cadena humana” fueron los defraudados del Grupo Sitma y los integrantes de la Asamblea Social del Agua. Otros grupos ligados a los partidos Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y Acción Nacional (PAN) se empezaron a sumar, pero la verdad es que ni de lejos el número de participantes alcanzaba para la hazaña, y además comenzaba a cernirse sobre el firmamento un nubarrón que, minutos después, se descargaría con fuerza sobre los manifestantes.
Así las cosas, la gente se decidió por improvisar una marcha. A su paso, las simpatías eran evidentes, pues a diferencia de otro tipo de caminatas, que despiertan el encono de los automovilistas, la “cadena humana” –que para esa hora ya era móvil– recibió apoyos de los conductores, que les tocaban alegremente el claxon o les hacían ademanes de respaldo.
Al frente del contingente iban hombres y mujeres que materialmente se desgañitaban en consignas contra Moreno Valle. En algunos momentos, los gritos de la columna incurrieron en la homofobia, pero no fueron los que abundaron.
Destacó también una enorme lona que recordaba a los muertos del sexenio: José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo, el niño de 12 años que pereció por las lesiones que recibió en el cráneo durante la represión policiaca a vecinos de Chalchihuapan el 9 de julio; el líder campesino Antonio Esteban Cruz, asesinado el 4 de junio en las inmediaciones del río Apulco, de la Sierra Norte de Puebla y Delfino Flores Melga, luchador social que murió a los 90 años de edad refundido en la mazmorra de una cárcel, porque el gobierno estatal no le concedió el beneficio de purgar sus últimos días de vida y condena en su hogar.
En Casa Aguayo no hubo mitin ni discursos, apenas unas palabras de algunos que dijeron el propósito del acto. Alguien sugirió que hablara la panista Ana Teresa Aranda Orozco, pero de inmediato del pequeño contingente del Morena alguien más respondió a gritos: “¡este no es un acto de Ana Tere!” y la ex secretaria federal ya no habló.
Luego, se propuso que la gente “expropiara” Casa Puebla de manera simbólica, rodeándola con la “cadena humana”, pero esta vez lo que no hubo fue organización, porque con el número de presentes bastaba para hacer el círculo y solamente se abarcó la fachada y parte del flanco derecho del edificio.
Para finalizar, se entonó el himno nacional y los manifestantes anunciaron que continuarán las movilizaciones. Eran las 21 horas cuando empezaron a marcharse entre risas y felicitaciones.
Sin partidos
Ayer, los organizadores de la “cadena humana” emitieron un boletín: “Manifestaciones en Puebla se ciudadanizan, coincidieron los organizadores de la cadena humana que ayer por la noche reunió a movimientos sociales, empresarios, sindicalistas, organizaciones campesinas y obreras, habitantes de juntas auxiliares, académicos, agraviados por los despojos en los municipios y militantes de todos los partidos.
“Marco Mazatle y Ricardo Jiménez, dirigentes del Movimiento Alternativa Social (MAS), destacaron que en todo el sexenio de Rafael Moreno Valle Rosas esta es la primera vez que una protesta ciudadana llega hasta Casa Puebla para manifestar su repudio y rechazo “cara a cara” por la manera en que dirige el destino del estado.
“Los activistas apuntaron que el gobernador trabaja con líderes nacionales para desactivar la movilización social, pero la sociedad, dijeron, los ha rebasado.
“Fueron ciudadanos los que encararon al mandatario, los que reclamaron la muerte de José Luis Tehuatlie Tamayo, los que gritaron al gobernador que no tiene derecho a arrebatar sus propiedades; fueron hermanos, padres, hijos de los presos políticos los que exigieron su liberación y los que estuvieron acompañados por un contingente que se unió a sus demandas”. Misraim Hernández Fernández, integrante de Contingente Puebla, destacó que aun con la lluvia, miles de poblanos llegaron a Casa Puebla, “Eso fue un indicador importante, los ciudadanos resguardados en sus propias lonas llevaron sus consignas hasta la puerta del gobernador, la participación de ayer (el sábado) me deja muy contento, estamos caminando para visibilizarnos”.
María Eugenia Ochoa, de la Asamblea Social del Agua, aseguró que la movilización careció de tintes partidistas y advirtió que es el resultado de las políticas de gobierno de Moreno Valle.