Los braceros vistos por los hermanos Mayo es el nombre de la exposición que abrirá en el Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos (MNFM), con obra fotográfica de quienes han sido considerados los fotoperiodistas más prolíficos en la historia de América Latina.
La muestra, que será inaugurada el próximo jueves 21 de agosto a las 18 horas en el edificio central, ubicado en la 11 Norte número 1005, explora la historia de los braceros que durante y después de la Segunda Guerra Mundial fueron legalmente contratados para trabajar en Estados Unidos.
Integrada por alrededor de 60 fotografías en blanco y negro provenientes del Archivo General de la Nación, la exhibición presenta diversas facetas del fenómeno de migración.
El curador de la exposición, John Mraz, mencionó que lo más interesante es que “estamos contando la historia a través de fotografías de los hermanos Mayo”, españoles refugiados de la Guerra Civil Española, ocurrida entre 1936 y 1939 con el golpe de estado fascista de Francisco Franco, que llegaron a México.
“Yo diría que es el colectivo más prolífico de fotoperiodismo en América Latina, y quizá en el mundo; ellos hicieron 5 millones de negativos sobre la vida en México desde su llegada en 1939, hasta por ahí de los años 80”.
El investigador de la imagen explicó que de ese enorme acervo existen aproximadamente 400 fotografías, en las cuales los hermanos Mayo se dedicaron a retratar a los braceros que “no son transterrados, en el sentido de que ellos no van a Estados Unidos a quedarse allá, sino como participantes de un programa que existió entre 1942 y 1964, y en el cual pudieron ingresar a Estados Unidos legalmente”.
En esta muestra fotográfica la migración es vista como un “fantasma que recorre el mundo”, tal como la calificó John Mraz; bajo esa perspectiva, el público podrá observar una parte de la experiencia de los braceros: “Sus salidas, qué procesos pasaron, las despedidas en la estación del tren y después, a lo que se enfrentaron en la frontera, porque el Programa Bracero también fomentó mucha inmigración que no era necesariamente legal”.
En entrevista, el especialista señaló que todo el proceso comenzaba en los centros de contratación del Distrito Federal, que primero estaban ubicados en la Secretaría del Trabajo, pero ante la enorme respuesta, ya que mucha gente quería ir, tuvieron que cambiar de sede, primero al Estadio Nacional y eventualmente en La Ciudadela, donde se hacían los exámenes médicos y las entrevistas.
“Después pasamos al tren, todas las despedidas que fotografiaron los Hermanos Mayo, que obviamente tienen su lado amargo y dulce, en el sentido que también es muy estimulante la idea de que uno va a un nuevo país, a una nueva vida”.
La exposición también mostrará las protestas que se registraron en los años 40, protagonizadas por quienes no pudieron ir como braceros. John Mraz advirtió que “no se ha investigado a fondo cuáles fueron las razones por las cuales se protestaba, pero tenemos las imágenes de esas protestas”.
Finalmente, Los braceros vistos por los hermanos Mayo presentará la vida en la frontera, donde los braceros se juntaron con otros migrantes que no estaban en el programa y posteriormente su regreso y los problemas que enfrentaron en nuestro país.
“Porque cuando regresan los braceros intentan cobrar el dinero, porque el gobierno dijo ‘no, pues no vamos a pagarles todo el dinero porque se lo van a gastar‘, entonces ellos intentaron reclamar ese dinero, fue una lucha que duró hasta muy reciente y finalmente acabaron recibiendo algo, pero es una historia no contada de los braceros”.
Además de las cerca de 60 fotografías tomadas por los hermanos Mayo de todo este proceso con el Programa Bracero, la exposición se complementa con otros materiales que apoyan la investigación, por ejemplo, las portadas de revistas ilustradas que presentaban el problema de los braceros.
Adicionalmente, John Mraz realizó una larga entrevista de más de cuatro horas con Julio Mayo, que tiene 96 años y vive en Atlixco, donde habla de los braceros y un poco de su historia al llegar a México. El video editado dura cerca de 20 minutos y se titula Julio Mayo, bracero con cámara.