Cartas a Gracia
En cartas anteriores, Gracia, ponderé el trabajo del Instituto del Deporte del Distrito Federal en torno a la XXXI edición del Maratón Internacional de la Ciudad de México, destaqué su vinculación con el sector turismo y con la cultura, alabé los trabajos previos a la edición XXXII de la justa, incluidos los que dan cuenta de la organización, entre ellos los de la página http://www.maratoncdmx.com, en la que por cierto resalta que faltan 33 días, 8 horas, 45 minutos, 33 segundos (http://maraton cdmx.com) para que se realice; sin embargo, quiero comentarte que el 26 de julio todo se vino abajo cuando varios miles de corredoras y corredores que participarían en el VIII Medio Maratón de la Ciudad de México tuvieron que esperar más de 3 horas para que le fuera entregado el kit. Nadie que diese la cara y mucho menos que estuviese pendiente para desviar el tránsito en la calle Independencia. De la colonia Juárez, copada por atletas en riesgo de ser atropellados. Cuentan los cuenteros, Gracia, sin que me conste, que “Horacio de la Vega Flores, director general del Instituto del Deporte del Distrito Federal y presidente del Comité Organizador del VIII Medio Maratón de la Ciudad de México”, habría “delegado” (contratado) en la empresa Adidas una responsabilidad que por su desorganización, demerita la imagen de Miguel Mancera. Se repite lo sucedido con los splits previos que tuvieran el mismo sello y que estuviesen a cargo de la misma empresa. Turbio Aroma, diluido por fortuna, el domingo 27 de julio.
El Comunicado 217 (firman Convenio SEP, SCT y CFE para electrificación y conectividad de escuelas) que emite la Secretaría de Educación Pública da cuenta, a más de intenciones para dotar a las escuelas de “elementos básicos de infraestructura educativa” entre los que se encontrarían la luz –servicio eléctrico– y la pomposamente llamada “conectividad, inclusión digital”, reconocería carencias que difícilmente, Gracia, podrían ser atribuidas a las maestras y maestros de nuestro país. Como ejemplo destacan la cifras que reproduce la publicación oficial, en boca de Enrique Ochoa, director general de la Compañía Federal de Electricidad, al parecer en proceso de extinción, quien reconoce que “identificaron a nivel nacional aproximadamente 3 mil 900 centros educativos de la SEP que podían ser electrificados en este año y el próximo… y cerca de 6 mil 700 centros educativos del Conafe, a los que se dotará de energía eléctrica entre 2014 y 2018”. (hhttp://goo.gl/tZSO0W), en tanto que Ruiz Esparza reconocería que solo se han conectado “a la fecha” 20 mil escuelas primarias y secundarias de los “40 mil sitios conectados”, de la metas programada en 2014 (65 mil sitios públicos), “como parte del Programa México Conectado”.
El rubro VIII “Recursos Tecnológicos 2011–2012” del “Sistema Educativo de los Estados Unidos Mexicanos Principales Cifras Ciclo Escolar 2011–2012”, (http://goo.gl/Q20QCq), publicación conmemorativa de los 90 años de la dependencia y que hace referencia a la administración de Felipe Calderón muestra que el total de computadoras en escuelas con equipo de computo (escuelas primarias por tipo de equipamiento tecnológico públicas) asciende a 521 mil 572 de las que solo 37.52 por ciento cuenta con acceso a Internet (195 mil 731), que equivaldría a poco menos de una computadora con acceso a internet por cada 2.5 que carecerían de ese servicio. En el mismo rubro, pero en tratándose de particulares, el sistema reporta que existirían 173 mil 537 equipos de cómputo de los que 126 mil 249 contarían con acceso a Internet, dos de cada 3 (72.7 por ciento). La situación es menos desalentadora en media básica, el cuadro “Escuelas secundarias por tipo de equipamiento tecnológico”, menciona, Gracia, que existen 709 mil 373 computadoras de las que una de cada dos (336 mil 796) tienen acceso a Internet. Corresponden 569 mil 530 a escuelas públicas con solo 39.23 por ciento tiene acceso a internet (223 mil 435). En cambio en las secundarias privadas 81.06 por ciento (113 mil 361) de las 139 mil 843 computadoras cuentan con acceso Internet. El total del equipamiento tecnológico en Instituciones de Educación Media Superior asciende a 740 mil 321 computadoras de las que el 71 por ciento (525 mil 652) tiene acceso a la red. En la públicas la proporción entre computadoras (524 mil 407) y las que tienen acceso a Internet (341 mil 196) se establece 65.06 por ciento. En la escuela de financiamiento privada la proporción se establece en 85.43 por ciento (184 mil 456 ) de las 215 mil 914 reportadas.
La brecha, que brecha, el hoyo tecnológico que el gobierno federal se ha propuesto zanjar, seguramente mediante la inversión de madres y padres de familia, es enorme: un millón 971 mil 266 equipos de cómputo para 253 mil 531 escuelas, públicas y privadas (sin desglosarlas por el detrimento que tendrían las escuela públicas) equivalen a menos de ocho computadoras por escuela –considerando los subsistemas de primaria, secundaria y media superior–, y si consideramos a las que tienen acceso a internet (873 mil 723) tendríamos como resultado que a las escuelas de los tres subsistemas le corresponderían 3.44 computadoras por institución.
Que conste, Gracia, y para no causar escozor, que los datos para la somera revisión que te comparto están tomados del “Sistema Educativo de los Estados Unidos Mexicanos Principales Cifras Ciclo Escolar 2011–2012”, que no se encuentran actualizados y que por lo tanto consideran solamente parcialmente números de la administración de Enrique Peña Nieto, culpa de quien comanda la oficina educativa (ECC). Que como ha trascendido, muchos de los equipos de cómputo que obran en poder de las instituciones no se usan (y muchas de las computadoras están en sus estuches), por carecer de energía eléctrica o porque los docentes no saben usarlas, o bien están reportadas pero ausentes del salón de clase por haberse extraviado sin que hasta la fecha se sepa quien es el causante y otras, en un porcentaje importante, están obsoletas. Tal vez por eso se justifique el entregar tabletas y/o computadoras a los niños de quinto y sexto año de primaria, aunque las pierdan a las primeras de cambio por no corresponsabilizar a la familia.