En el análisis psicológico de las grandes traiciones encontraréis siempre la mentecatez de Judas Iscariote.
Antonio Machado
La commedia è finita. Luego de cuatro semanas de acaparar la atención internacional, concluyó el mundial de futbol. Un torneo que fue de más a menos. Su fase de grupos fue disputada y emocionante porque todos los equipos salieron a ganar y eso sorprendió a los equipos “grandes”; ello derivó en la temprana eliminación de España, Italia e Inglaterra.
Luego apareció la mezquindad y el interés no por ganar sino por no perder. Los partidos perdieron calidad y se convirtieron en prosaicas zacapelas. En esas aguas Argentina es un tiburón. Sus partidos son como aquel filme clásico de Etore Scola: feos, sucios y malos. Pero así echaron a belgas y holandeses para acceder a la final. Sin embargo, para vencer a los alemanes necesitaban algo más que ser “cancheros”. Ante la complaciente mirada del árbitro, los alemanes recibieron y aguantaron candela durante 113 minutos, antes de anotar el gol del campeonato. Justo y merecido campeón, sin lugar a dudas. Ganó el futbol, a pesar de los turbios arbitrajes y los anacrónicos reglamentos vigentes.
Por eso indigna que le carguen la mano a Messi. Él juega futbol no rugby. Es un constructor no un destructor. Juega en equipo no en pandilla. No es que caminara en la cancha, sino que se moría de fastidio, de soledad y frustración. Argentina no es el Barcelona y Messi no es futbolísticamente argentino, eso quedó claro.
La aventura continuará dentro de cuatro años en Rusia. Veremos (¿kimosabi?) si la FIFA se sacude la corrupción y renueva su dirigencia con vientos de cambio. Urge un resurgimiento del juego bonito, limpio, intenso y leal. De prevalecer los interese mercantiles por encima de los deportivos, la gallina de los huevos de oro comenzará a languidecer. Los amantes del deporte espectáculo voltearán hacia otros horizontes y vaya que otras opciones resultan ya más atractivas.
No olvidar que el futbol, como cualquier otra expresión cultural, es un reflejo del acontecer social. Brasil se convirtió en paradigma. La ineficiencia y corrupción de su clase política desató la ira popular contra un torneo que, consideran amplias capas de la población, acarreó más perjuicios que beneficios. Así, puede afirmarse que el destino de su equipo en las canchas, era una muerte anunciada.
El equipo mexicano, si bien no superó lo hecho por sus antecesores, logró mucho más de lo esperado. Más que “selección” era un combinado de última hora con una base americanista a la que, para su fortuna, agregaron a varios de los jóvenes que juegan en clubes europeos –lo que en el medio nacional parece un demérito– y valiosos veteranos de batallas previas.
Con eso tuvo para hacer un papel decoroso y quedar en décimo lugar. Pero los burócratas encabezados por el presidente Peña Nieto, armaron un show como si hubieran regresado campeones. Tercermundismo pa’cuando os quiero.
Pero ni con el patriótico numerito lograron ocultar el atropello legislativo al más elemental decoro democrático. En unas cuantas horas, sin conocimiento previo ni discusión seria y real, senadores y diputados del PRIAN aprobaron la ley de telecomunicaciones y radiodifusión que, en esencia, no es más que la ley Televisa reciclada, a pesar de la larga distancia gratuita que entrará en vigor en 2015, aunque muchos usuarios ya la tienen desde hace años. Los monopolios seguirán más campantes que Johnny Walker.
Canta y no llores porque aún hay más. Ahora se van a dejar caer con las secundarias en materia energética, que refrendarán la entrega del mayor bien nacional a las empresas multinacionales.
Ya encarrerados con su éxito televisivo, van derechos y no se quitan. Los próceres de la patria que cobran como representantes populares y sirven al mejor postor, levantarán su manita, como en los viejos tiempos ya restaurados, sin importarles un pito las consecuencias de sus actos. Chipote con sangre, sea chico o sea grande.
No pasará mucho tiempo para empezar a sentir la quema. Probablemente el equipo mexicano que jugará en Moscú, si los “equipillos” de la Concacaf lo dejan pasar, estará patrocinado por la Exxon o la Shell, se verá retebonito su emblema junto al escudo nacional. Los hoy diputados, que para entonces serán senadores y viceversa, serán montados en un chárter y con un paquete todo pagado viajarán a las estepas rusas (ojalá se quedaran en Siberia).
Estos hijos de Santana sí que tienen precio. Ni ven ni oyen al sinnúmero de especialistas, académicos, técnicos y profesionales que alertan sobre el despropósito de sus acciones. Los países que se dejaron engatusar por el canto de las sirenas de la usura internacional, están pagando con sangre, sudor y lágrimas, la traición de su clase política.
Dicen que nadie escarmienta en cabeza ajena, pero México ya ha pasado por tan lamentables trances. Su historia está plagada de trágicos episodios que, incluso, le llevaron a perder más de la mitad de su territorio. Entiendo que estos farsantes devenidos en “representantes populares” desconozcan la historia de un país en el que nacieron por accidente, y por desgracia añadiría yo, pero ¿Qué pasa con los mexicanos bien nacidos? ¿Cómo es que nos hemos dejado avasallar por estos apátridas? Canta y no llores.
Cheiser: El sionismo ataca de nuevo. Bestiales ataques aéreos y misiles teledirigidos desde Israel, han asesinado a cientos de civiles palestinos, muchos de ellos niños. Por su parte, las fuerzas armadas judías reportan un herido. Parece que uno de sus heroicos combatientes tropezó y se raspó una rodilla. Lo cierto es que el expansionismo sionista no va a parar hasta apropiarse de la Franja de Gaza y todo lo que se le pegue la gana. Ya sabe usted, el espacio vital, el destino manifiesto, el pueblo elegido, la limpieza étnica y todos esos pecadillos que tanto entusiasmaban al führer y sus fanatizados creyentes.