La semana pasada, en el Encuentro de la Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación (AMIC), realizado en la Ciudad de San Luis Potosí, el senador Javier Corral fue enfático en calificar de “hipoteca mercantil” a la iniciativa del Ejecutivo en materia de telecomunicaciones y radiodifusión, reglamentaria de la Reforma Constitucional presentada en junio del año pasado. Lo anterior, pues según comenta, Peña Nieto está pagando la hipoteca a Televisa, empresa que le ayudó a llegar a la presidencia y que a su vez, ha ayudado a que el país se encuentre distraído mientras se le aplican reformas cada vez más graves. “El control de la televisión ha sido casi soviético, porque ha logrado adormecer, ha logrado distraer y mantener en sus casas a la población frente al proceso de reforma constitucional en materia energética, la reforma más importante en el constitucionalismo en los últimos cien años que modificó las bases de la propiedad de la nación sobre el subsuelo”, dijo. En el panel dedicado al particular, otros especialistas manifestaron sus argumentos para desestimar tal iniciativa y poco fue lo que pudo hacer Alejandro Navarrete, jefe de la unidad de sistemas de radio y televisión del Ifetel para defender el desaguisado del Ejecutivo. Aleida Calleja, Beatriz Solís Leere y Agustín Ramírez, presidente de la AMEDI, se sumaron a Corral. Preguntaba Corral, no sin razón: “¿Por qué le vino al Presidente de la República el reflujo?” criticando el cambio repentino y en sentido contrario de la reforma presentada el año pasado, una que aparentemente generó consensos diversos como pocas veces ha sucedido.
Durante su discurso, Corral nos invitó a revisar un libro que recoge las opiniones de diversos actores con respecto a la iniciativa, mismo que se encuentra descargable de forma gratuita en su portal (javiercorral.org): Voces de Alerta: la contrarreforma de Peña Nieto en Telecomunicaciones y radiodifusión. En él, se publican artículos periodísticos y discursos pronunciados por personalidades diversas como Denisse Dresser, Sergio Aguayo, Miguel Concha, Jesús Silva–Herzog Márquez, Ricardo Raphael, Jenaro Villamil, entre muchos otros. De él, extraeré algunas de los párrafos más representativos del clima que se respira en torno a la reforma secundaria planteada por Peña Nieto. Ricardo Raphael, para empezar, se centra en aquellos apartados que plantean una colaboración entre la justicia y los concesionarios, lo que permitiría que la autoridad, so pretexto de la seguridad, pretenda bloquear, suspender o intervenir los servicios de comunicación: “No es tolerable que, so pretexto de una amenaza a la seguridad pública, la autoridad disponga el bloqueo de las redes en demérito de movimientos como, por ejemplo, el que encabezara el #Yosoy132 o los okupas de España. Este texto pareciera diseñado ex profeso para evitar la primavera mexicana”. Y remata diciendo: “¡Cuánto habrían deseado los dictadores de Túnez, Egipto, Yemen o Libia contar con una legislación similar para protegerse de las protestas ciudadanas ocurridas durante la Primavera Árabe!”. Para Jesús Silva–Herzog Márquez, el problema no sólo es constitucional sino democrático pues se evidencia la muerte del pacto: “El matrimonio de lo general anticipaba el divorcio en lo particular. Puede acusarse a las oposiciones de ingenuas o al gobierno de traidor. Lo cierto es que la desavenencia entre partidos era sólo postergable. Por su propia concepción, el Pacto por México no se constituyó como una coalición de gobierno, sino como una especie de coalición constituyente parcial. (…) Rehecha la Constitución, el Pacto ha quedado sin sentido”. Para Jenaro Villamil, las cosas son claras: “La mesa está puesta para que Televisa se despache con el estilo que le caracteriza: a lo grande. Dos artículos (264 y 276) de la iniciativa presidencial de la Ley de Telecomunicaciones y Radiodifusión le permitirán al consorcio de Emilio Azcárraga Jean no ser calificada de “preponderante” en el servicio de televisión de paga, donde en realidad ya lo es, y seguir en su proceso de eliminación de competidores”.
Para Miguel Concha, un punto central del debate está en los Derechos Humanos: “Las y los legisladores tendrían que atender a los instrumentos internacionales que les obligan a respetar y proteger los derechos humanos, particularmente en lo que se refiere a la intervención y limitación de las comunicaciones”. De igual manera, considerar como un tema primordial los medios comunitarios e indígenas, aspecto fundamental no sólo para garantizar la equidad sino para fomentar identidades y construir participación. “Los procedimientos para la concesión de medios para usos sociales, comunitarios e indígenas deben ser sencillos, y se tendría que facultar al Ifetel para brindar asesoría a los grupos que quieran acceder a ellos”. Tanto el panel de AMIC como el libro antes citado, nos llaman la atención sobre una iniciativa que más allá de democratizar el consumo y producción de contenidos mediáticos, está hecha a la medida de oscuros intereses. Lo interesante del asunto es que poco o nada impactan semejantes discusiones en la vida nacional: o el lenguaje es tan técnico que ataruga, o en verdad la tele y la radio nos han distraído lo suficiente –¡viene el mundial!. Beatriz Solís, en su intervención, dijo que no hay esperanza para los jóvenes si no hacemos nada en este momento. Es tiempo, cierto, pero los jóvenes también deben dar su palabra o participarán en el pago de la hipoteca mercantil de la que habla Corral.