Esta semana en la revista Forbes, publicación que se dedica a reportar lo más “granado” del mundo de las finanzas a nivel mundial anuncia una lista de los hombres más ricos anualmente en la que hemos tenido el dudoso honor de contar con uno de los más ricos, el empresario Slim; la periodista Dolia Estevez publicó una lista con los 10 personajes más corruptos de México. Como sabrá nuestro amable lector/ra, encabeza el alegre listado la “Teacher”, Elba Esther Gordillo, recién encarcelada como un “quinazo” por parte Enrique Peña Nieto y que, sin embargo, medró a sus anchas desde el sexenio salinista, engordando su ya de por sí abultada cuenta de banco gracias a los oficios de priístas y panistas. Es ya el ejemplo de corrupción en el país y quizá, no sin justicia, también quien jala toda la imagen negativa que suele relacionarse con la política mexicana; empero, pese a que se ha buscado que ella sea el centro del escarnio público, pese a que es un evidente chivo expiatorio, ni es la única, ni su caso sería el más grave. De hecho, el segundo de la lista es Romero Deschamps, curioso líder del sindicato de Pemex y célebre por sus dispendios terribles y por tener una familia poco discreta –recordemos el escándalo de la hija y sus perros turistas en Facebook– y que hace evidente que la corrupción es uno de los temas más sensibles de la agenda nacional y que, curiosamente no se trató de forma seria en el madruguete más reciente de nuestra elite política, la llamada reforma energética. En efecto, la corrupción, acaso el peor flagelo de nuestro país e íntimamente relacionado con el crimen organizado, ha sido la constante en todas y cada una de las dependencias gubernamentales desde la Colonia. Cruel rémora que pende sobre el cuello del desarrollo de nuestro México, tan lejos de un crecimiento sostenido al ser lastrado por todas estas lacras. Las corruptelas van desde la mordida al policía, la transa en las cooperativas escolares hasta llegar al latrocinio vil que denuncia Esteves en esa lista nefanda. La corrupción, pese a todo lo que se pueda pensar, es una dolorosa realidad que ninguna reforma, por más modernizante que se le pinte, soportará a menos que se le trate con seriedad.
Según un editorial publicado por el Washington Post el pasado 16 de este mes, la reforma elevaría a Peña Nieto a un estadista de vanguardia… “Por ahora –reza el editorial en su conclusión– el señor Peña Nieto y su coalición (el PAN) pueden saborear un avance histórico que posiciona a México para recuperar su lugar como un productor de petróleo mayor, obtener millones en inversión y modernizar su economía. Mientras la economía venezolana implosiona y el crecimiento de Brasil se detiene, México se convierte en el productor latino de petróleo a observar y un ejemplo de cómo la democracia puede servir a un país en desarrollo”. El editorial claramente celebra el “avance” mexicano al liberar de sus cadenas a la paraestatal fallida, anquilosada; denuncia al sindicato y su líder, lo mismo que lo atrasado de su manejo debido a la imposibilidad constitucional para permitirle la entrada de capitales de otras regiones. No obstante, habría que revisar los casos de Repsol, tanto en España como en Argentina y su marcada tendencia hacia la corrupción y las prácticas perniciosas; habría, también, que considerar que uno de sus principales accionistas, José María Aznar, siendo presidente del gobierno español, realizó una campaña activa a favor de la invasión de Irak por la OTAN lo que le valió un bombazo en Madrid. Después se descubrió que una de las compañías que podría haber tenido posibilidad de invertir en la explotación del petróleo de Irak, inclusive antes de la invasión, sería Repsol. Por tanto, ¿es tan inocente la iniciativa privada? Sin duda, en la lista faltan cientos de empresarios que se dicen legales y que a final de cuentas resultan ser delincuentes comunes. Recordemos sin duda los casos en el Fobaproa –hoy IPAB–, es decir, los bancos, los ingenios azucareros, las carreteras… todos rescatados por malos manejos y quiebras dudosas. Mañosamente, el editorial del Washington Post parte de una premisa muy conveniente a los intereses de los propios gringos y muchas de sus empresas que ven en la apertura el momento preciso para clavar los colmillos y succionar todo lo que requieran.
En la lista hay priistas y panistas, curiosamente hoy los impulsores de la vertiginosa iniciativa de reforma constitucional; y quizá, aunque no lo parezca, todos ellos gravitan en dos polos que se complementan: el grupo Atlacomulco, representado en la lista por Montiel, y el de Salinas de Gortari, representado por Raúl, Romero Deschamps –colocado ahí después de destronar a la Quina–, Elba Esther Gordillo y la larga lista de priistas encabezados por Fidel Herrera y otros más. Contrario a lo que opina el Post, es evidente que de no hacer un combate frontal a la corrupción, Pemex y el país en general jamás tendrán el “auge” que se anuncia ingenuamente –o perversamente, como se vea– vendrá como resultado de la reforma; por el contrario, simplemente habrá un cambio de control de la paraestatal de unas manos corruptas a otras. Y mientras todo esto pasa, según una estadística publicada por Google, los mexicanos se interesaron principalmente en 2013 por saber sobre el meteoro que cayó en Rusia, la vida –y muerte, claro está– de Paul Walker y sobre el hombre de raza negra al que se le hacían tantos homenajes; de igual manera, devotos y futboleros… ¡Bien!