Lunes, marzo 18, 2024

Desafío

4648p12xLos últimos meses han sido cruciales para el presidente Barack Obama; las numerosas filtraciones de Edward Snowden han provocado el desvelo del gobierno estadounidense por defender lo indefendible, por negar lo innegable. Un claro ejemplo de ello es el espionaje a 35 líderes mundiales encabezado por la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA), actividad ilegal que ha erosionado consistentemente las relaciones diplomáticas y la percepción de aquel hombre que una vez dijo: Yes we can (Si, nosotros podemos).


La Puerta de Brandenburgo fue testigo de lo que sucedía desde el año 2002 con Gerhard Schroeder –el Canciller socialdemócrata–, quien fue severamente espiado por sus críticas al gobierno de George W. Bush en la invasión de Irak. Sin embargo, años después, en la administración de Angela Merkel, el actual mandatario estadounidense pidió un informe exhaustivo de la alemana –lo que hoy, como en el pasado, emanó en una crisis de aliados, una serie de desconfianza que tendrá que ser resuelta por los intereses estructurales que a todos les atañe pero que quizás no les convence.

Ya era hora de que Snowden filtrara información que impactaran de manera directa a los países amigos del poderoso estadounidense; demostrar que lo maloliente, lo ilegal, lo impune y lo incorrecto le da un giro al funcionamiento sistemático de estas redes poderosas cuando les incumbe y hoy los enfrenta. No es Enrique Peña Nieto enfrentando a Barack Obama, es Obama enfrentando a Angela Merkel, la mujer más poderosa del mundo –quién representa a uno de los países más activos, imperiosos y protagonistas del globo terráqueo.

Estamos de frente a los tiempos inmediatos donde la mentira ya no se escabulle tan fácilmente. Alemania, Francia, España y Brasil no pueden actuar como México. Quizá sea su poder político o la participación de su gente, o a lo mejor es que no se sienten tan pequeños ante este Estado oligárquico, pero ciertamente los grandes no se pueden quedar con respuestas tan incipientes; es inaceptable decirle que son medidas precautorias o que nunca sucedieron.

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Aun cuando Barack Obama y su administración intenten atenuar los daños y la indignación de los líderes geopolíticos, ellos ya se mueven, ya preguntan –no quedan impávidos; saben que la polarización social ya está dentro de sus Estados. Si bien México lo acepta, seria igual de lamentable que la Unión Europea lo haga; debemos cambiar su imperioso: “Yes we can” por “No, you can’t”; debemos demostrar que no estamos cabizbajos ante él, ni los mexicanos, ni los alemanes, ni los españoles, ni los sirios, ni los rusos o franceses, pero tampoco los mismos estadounidenses.

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