La arqueología es como un archivo, un cofre lleno de datos que no se han descubierto y como estudiosos de esta profesión tenemos la oportunidad de descubrirlos, de acceder a ellos, de abrirlos y de conocer más sobre la historia de México, considera el arqueólogo José Eduardo Contreras Martínez, quien ha trabajado en diversas zonas de la entidad desde 1987.
De hecho, rememora que fue uno los arqueólogos que trabajó en las primeras excavaciones de Cacaxtla y desde entonces también ha prestado sus servicios profesionales en las zonas arqueológicas de Tizatlán, Tecoaque y Ocotelulco.
Originario de la ciudad de México, pero avecindado desde 1987 en la entidad, José Eduardo considera que Tlaxcala es el precursor del México contemporáneo, pues al “dar paso a la conquista, se formó esta nación que hoy tenemos”.
–¿Cómo decidió estudiar esta profesión?–, se le inquiere.
–Mi padre trabajó con un arqueólogo español muy importante para México, que se llamó José Luis Lorenzo, fue fundador del estudio de la prehistoria de México. Mi padre trabajó como su chofer y algunas veces me llevó a las zonas arqueológicas con él. De ahí vino la afición por la arqueología.
José Eduardo cursó su profesión en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y desde que egresó se ha enfocado al estudio de la arqueología tlaxcalteca; “desde que salí de la escuela, mi primer trabajo en 1982 fue venir a Tlaxcala a colaborar con quien nombraron entonces delegado del INAH, Roberto Gallegos”.
En ese entonces, refiere que trabajó en las zonas arqueológicas de Cacaxtla y Tecoaque, “ya después regresé a la ciudad de México, pero siempre quise volver a Tlaxcala, porque Cacaxtla para mí representaba algo muy interesante, aunque después me dediqué más al estudio de los cuatro señoríos de Tlaxcala, en eso me he especializado”.
Comenta que fue gracias a Beatriz Paredes Rangel que se enfocó a la investigación de los señoríos prehispánicos, “en 1990, la ex gobernadora quiso que se trabajaran esos temas y por eso me tocó explorar Ocotelulco y Tizatlán, nosotros encontramos las pinturas murales de Ocotelulco”.
A partir de este hallazgo, indica José Eduardo, que se enfocó con mayor profundidad al estudio de los señoríos de Tlaxcala “y ahorita me interesa investigar por qué la presencia de material azteca en la entidad, pues hemos encontrado cosas muy bonitas e interesantes, por ejemplo el vínculo de alianza y parentesco que hubo en un principio entre tlaxcaltecas y mexicas y que no se había detectado”.
–¿Qué tan importante es Tlaxcala para el país arqueológicamente hablando?
–Es muy importante, porque al descubrir los murales y la cerámica, que es policroma, cambió el carácter intelectual en que se tenía a Tlaxcala, porque se le consideró un creador de las cosmovisiones mesoamericanas, que se plasman en los códices, responde.
“Ahora sabemos que hubo una gran creatividad intelectual en la forma de concebir a sus dioses y a sus rituales y eso estamos encontrando en Tlaxcala; en el aspecto político, porque fue un pueblo que tuvo una importancia dentro de la conquista, Tlaxcala fue el precursor del México contemporáneo, porque al dar paso a la conquista se formó esta nación que tenemos”.
–¿Queda mucho por descubrir en Tlaxcala?
–Sí, cómo no, cada vez que abren la ciudad me ha tocado encontrar vestigios, desde el ex convento de San Francisco, cuando hicieron el Museo de Arte de Tlaxcala (MAT) me ha tocado encontrar vestigios tanto prehispánicos como coloniales, y recientemente en la construcción del Libramiento de Tlaxcala he hallado yacimientos rituales tlaxcaltecas y talleres de productores de cerámica y textiles que no conocíamos hasta ahora.
–¿Hay interés en los gobiernos por la arqueología?
–Sí ha habido interés, por ejemplo el avance para conocer los señoríos de Tlaxcala se dio en un principio por el apoyo de la entonces gobernadora Beatriz Paredes, y ahora el gobernador Mariano González tiene interés en trabajar en Tepectipac para seguir descubriendo lo que hay de vestigios arqueológicos tlaxcaltecas.
“La Comisión Federal de Electricidad y la Secretaría de Comunicaciones y Transportes también nos han brindado un fuerte apoyo para conocer sitios arqueológicos importantes”.
Si bien José Eduardo es un apasionado de la arqueología, observa que no tratará de imponer a alguno de sus tres hijos que estudien esta profesión, sino que decidan por su cuenta qué carrera quieren profesar en el futuro.
